Dos eventos sociales ocurridos la semana pasada dejaron ver claramente quiénes son los beneficiarios de las lealtades del presidente de la República.
En el primero, ocurrido en el Mausoleo de Toluca con motivo del fallecimiento de doña Delia Rojas, mamá del exgobernador del Estado de México, Arturo Montiel. Ahí la presencia del Peña Nieto dejó ver que Montiel sigue contando con la gratitud y afecto de su sobrino, como en los viejos tiempos.
En el segundo, ocurrido en la hacienda de Tekik de Regil, en Mérida Yucatán, con motivo del matrimonio de Emiliano Salinas, la presencia presidencial evidenció y reconfirmó aún más la gran ascendencia que Salinas de Gortari mantiene en los Pinos.
En opinión de muchos no había ninguna necesidad de exponer a la maledicencia pública, en los dos casos, la figura presidencial.
Y es que aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres”, todavía mucha gente lo toma en cuenta.
Y peor aún, con un porcentaje de aprobación presidencial bajo, y uno de desaprobación alto.
Espaldarazo riesgoso
Que se recuerde, ningún presidente de la República se llegó a comprometer, ni arriesgar tanto por uno de sus colaboradores como lo hizo el presidente Peña Nieto con Rosario Robles el viernes pasado.
Y es que eso de “Rosario no te preocupes, hay que aguantar porque han empezado las críticas y las descalificaciones” en lugar de apaciguar los ánimos terminó por recalentarlos aún más.
Ahora el pleito ya no es sólo contra la exsocia de Carlos Ahumada, quien por cierto siempre ha dado mucho de qué hablar.
Con la solidaridad de Peña Nieto, el conflicto escaló a una situación riesgosa y el que podría perder más, es precisamente el que más tiene.
Por eso, ni tardo, ni perezoso, el presidente del PAN, Gustavo Madero, ya le aclaró al presidente que lo expresado en contra de Rosario Robles no fue una crítica nada más. También fue el contenido de una denuncia formal de hechos.
¿Qué no hubiera sido mucho más conveniente decir que a todas las denuncias de fraudes electorales se les dará curso legal?
Empezando, desde luego, con la que presentó no hace mucho tiempo el connotado panista Juan de Dios Castro contra del actual senador por Coahuila, también panista, Luis Fernando Salazar, exdelegado de la Sedesol.
Eso sin considerar si valdrá tanto la permanencia de Rosario como para poner en riesgo el Pacto.