Unos años más tarde Neil Young viajaría a Los Ángeles desde Canadá en busca de Stephen Stills, a quién había conocido unos meses antes. El entonces desconocido Neil Young llegaría a Los Ángeles sin ningún dato preciso sobre el paradero de Stills. Por ello, tras semanas de búsqueda, Neil decidiría abandonar su objetivo y partir de Los Ángeles. Minutos antes de salir de la ciudad un alto obligó a Neil a detener el auto, justo en ese momento Stephen Stills pasó frente a él. El encuentro definiría sus carreras.
¿Cuántos músicos habrán perdido el tren? ¿Cuántos habrán dado vuelta una cuadra antes? ¿De cuántos Rolling Stones y Neil Young’s nos ha privado el selectivo destino? El caso de Sixto Rodríguez confirma que la respuesta es más grande de los que imaginamos. Hace unas semanas a la película “Searching for Sugar Man” le fue otorgado el Oscar por mejor documental. Este hecho transformaría la vida de una leyenda musical que nunca lo fue. La academia del cine daría justicia 40 años más tarde a uno de los más grandes músicos que el rock nunca conoció. Rodríguez por fin había alcanzado el tren.
Sixto Rodríguez nació en Detroit hace 70 años en una familia de migrantes mexicanos. Su destino sería tan caótico como el de la ciudad que lo vio nacer. En 1967 grabaría su primera canción y en 1970 el primero de sus dos discos. Cantante tímido en el escenario, pero con una voz profunda y misteriosa, como una especie de chaman o poeta perdido, Rodríguez captaría en sus letras y su música la esencia de los descontentos de su época. Al igual que Bob Dylan y Neil Young, Rodríguez sería el tipo de cantautor contestatario y a la vez poético que marcaría la contracultura de los 60 y 70. Sin embargo, a diferencia de ellos, su carrera musical sería un fracaso. Ese mismo destino que subió a Jagger en ese tren y que había puesto en rojo las luces del semáforo en Los Ángeles, le daba la espalda a Rodríguez.
Todo esto hubiera significado que Rodríguez, un talento que ahora podemos decir fue uno de los más destacados de su tiempo, hubiera sido ignorado para siempre. Sin embargo, en Sudáfrica sus discos obtuvieron un éxito incomparable. De tal forma que mientras en 1971 era despedido de su disquera y abandonaba la música para dedicarse a la construcción, en Sudáfrica sus canciones se volvían himnos contra el Apartheid que definieron a una generación. Rodríguez no se enteraría de su éxito, y el público sudafricano, al no tener ninguna información sobre él, lo declararía muerto. Según la leyenda popular, Rodríguez se habría suicidado a mitad de un concierto. La gran tragedia del arte consumada: un artista sin público, un público sin artista.
Pero hay veces que el destino da segundas oportunidades. Después de años de búsqueda, dos fans sudafricanos lograrían obtener información sobre su enigmático ídolo. Entre esa información estaba un descubrimiento increíble: Rodríguez vivía. Poco tiempo después ambos fans participarían en un documental que seguiría la historia de la búsqueda del desaparecido cantante hasta su redescubrimiento. Dicho documental ganaría el Oscar volviendo a Rodríguez una especie de estrella tardía. El destino ha encontrado la manera de enmendar sus errores. Hace unas semanas Rodríguez, de 70 años, anunció que ya prepara nuevo disco y gira mundial. Bien dicen que más vale tarde que nunca.