Se acaban las leyendas
De entrada, el pueblo brasileño NO es nuestro hermano como lo sentimos, gozamos y vivimos desde 1970 en Guadalajara.
Italia no es un equipo que se defiende a la perfección y ataca mal, y los cacahuates japoneses no los conoce nadie en Japón.
Nos abuchean los brasileños
Alfredo Domínguez MuroDe entrada, el pueblo brasileño NO es nuestro hermano como lo sentimos, gozamos y vivimos desde 1970 en Guadalajara.
Italia no es un equipo que se defiende a la perfección y ataca mal, y los cacahuates japoneses no los conoce nadie en Japón.
Nos abuchean los brasileños
Los que vivimos aquel inolvidable México 70 con el “Scratch du Ouro” de Pelé, Rivelinho, Tostao, Felix, Carlos Alberto, Gerson, Jairzinho y compañía, recordaremos, y así lo hemos transmitido a nuestros hijos como el pueblo de Guadalajara, luego Jalisco y finalmente el México entero, adoptamos al “Scratch” como nuestro equipo consentido y favorito después de nuestra Selección de México, claro está, sentimiento espontáneo y vibrante que se dio en plenitud cuando Italia nos echó del Mundial en aquél tristísimo 4-1 con que nos tundieron en La Bombonera de Toluca. Más adelante les ratificamos nuestro sentimiento y pasión en el Mundial México 86, con aquel equipazo que pintaba para ser campeón. Después de su sorpresiva eliminación a manos de Italia, a la postre campeón en España 1982, trabuco con Socrates, Alemao, Falcao, Zico, Careca , Leao, en Guadalajara, y por todos lados apoyamos al “Scratch” sin reserva.
Y nos inventábamos la leyenda…
Urbana de que desde Brasil, no solo nos agradecían ese noble gesto que surge en mucho ante la limitación de los nuestros de parar un equipo que pudiera pelear en los mundiales y codearse con los grandulones. A lo más aspirábamos a la calificación y a ver hasta dónde llegábamos, pero ya teníamos nuestro gallo seguro con Brasil. Nos decían que acá la gente se identificaba siempre con el “pueblo hermano mexicano”, que somos muy parecidos, que nos reímos de todo, que sabemos sufrir y gozar y poner buena cara al mal tiempo, que en Brasil se nos quiere de verdad, ahí un escaloncito después de su amor natural por los suyos, que nos lo demuestran en las buenas y en las malas, solo que en esto del futbol que es …
El espejo de la sociedad
Lo he comentado muchas veces, el deporte y el futbol en particular, no es lo más importante en la vida política, económica y social de un país, pero es un espejo fiel, entonces venir a Brasil acompañando a nuestro Tri a un torneo oficial como es esta Confederaciones, de la que tristemente ya nos cepillaron, era suponer que estaríamos casi como en casa y apoyados excepto, claro, cuando jugáramos contra Brasil, solamente que para nuestra sorpresa y desencanto, en el juego ante Italia la “torcida brasileira” estuvo todo el tiempo apoyando a los “Azzurri”, abucheando a los nuestros. Pedí una explicación de esto a colegas periodistas, taxistas, meseros y la conclusión es que en Brasil hay una gran colonia italiana, bueno, me dije, no seremos los segundos en su corazón, pero seguro somos los terceros, solo que ..
¡Japón, nippon, Japón, nippon!
Para mi desencanto y sorpresa, en el juego ante Japón había en el “Mineirao” un grupo de japoneses de a deveras, los que gritan “Nippon, Nippon” y que serían, en número, parecido a los valientes mexicanos que llegaron a gastar su lana hasta esta remota y cara pero hospitalaria Brasil. El caso es que cada vez que se escuchaba el “México, México…” se dejaba venir un abucheo gigantesco de la mayoría de aficionados locales que después se sumaban al “Nippon” con su grito, “Japón, Japón”.
Temas pues para el anecdotario, en este lunes caluroso y húmedo aquí en Belo Horizonte, la víspera del arribo del “Scratch” para jugar su semifinal el miércoles ante sus acérrimos rivales de Uruguay, y así ponerlos a todos a mil por hora en esta fiesta futbolera, hoy solo rebasada por las manifestaciones que han superado incluso al llamado conciliador de sus autoridades… Así de fácil…