Se politiza el pacto
¿A qué pacto me refiero?, al “Pacto de Caballeros”, esa ley no escrita entre los dueños del balón para evitar teóricamente la inflación, sobre todo en la parte de sueldos en el futbol mexicano. Por otro lado, la carnavalización entre los propios dueños del balón en el sentido de que un jugador de buen nivel, un novato o uno interesante en el momento en que quede en libertad al finalizar su contrato con el equipo de origen y que algún otro equipo intente llevárselo, entonces comienza una puja.
Alfredo Domínguez Muro¿A qué pacto me refiero?, al “Pacto de Caballeros”, esa ley no escrita entre los dueños del balón para evitar teóricamente la inflación, sobre todo en la parte de sueldos en el futbol mexicano. Por otro lado, la carnavalización entre los propios dueños del balón en el sentido de que un jugador de buen nivel, un novato o uno interesante en el momento en que quede en libertad al finalizar su contrato con el equipo de origen y que algún otro equipo intente llevárselo, entonces comienza una puja.
Algo así como una subasta llegando en una espiral inflacionaria que nadie detendría.
¿Qué ocurre ahora?
En el momento que un jugador queda libre, que no se arregla con su equipo. Este elemento, por más nivel que pueda tener, se queda en el limbo.
No hay un equipo del futbol mexicano que pueda hacerle una oferta, aunque muchos quisieran hacerla, a menos que le entregue una compensación económica al equipo de origen.
¿De dónde surge?
Hasta hace algunos años un jugador pertenecía o firmaba su carta de compromiso o título de propiedad con el equipo que se contrataba, ese equipo era el dueño de su carta, de los derechos futbolísticos y ese equipo en el momento que quisiera podía vender o transferir al jugador; en muchas ocasiones sin la voluntad del jugador.
Esto le permitía a este equipo recuperar mucho dinero y mantener los salarios prácticamente bajos, en el mundo se manejaban así las cosas y hubo una serie de demandas y juicios civiles que terminaron por obligar a la FIFA a reconocer que el jugador, al terminar su contrato con un equipo, tenía la libertad de contratarse con el que él quisiera. Entonces…
Se hace la ley, se hace trampa
La ley dice que el jugador que termina un contrato con un equipo en ese momento es libre y puede voltear a contratarse con quien le haga una oferta y con quien más le convenga.
¿Cuál es la trampa? La famosa cláusula de recesión.
¿En qué consiste?, supongamos que Lionel Messi firma con el Barcelona por 20 millones de euros por año y le firman una cláusula de recesión, es decir una cláusula de salida.
El jugador se compromete a no buscar por ningún lado, ni siquiera a ser tentado a cambio de una suma enorme. En este caso, la cláusula para Messi sería de unos 200 millones de euros.
Si el contrato de Lionel Messi es de cinco años, y en el cuarto año y medio comienza el estira y afloja con el Barcelona (conste que estoy dando cifras inventadas para este ejemplo), y Messi ya tiene pensado irse a otro equipo, pues él hará tiempo para que finalizado su contrato se pueda mover.
¿Qué haría el Barcelona en este caso? Intentar negociar a Lionel Messi hasta un día antes de que finalice su convenio para que le paguen la famosa cláusula de recesión.
Hace poco vimos un ejemplo puntual cuando Real Madrid pagó una cláusula de recesión por casi 100 millones de euros por Gareth Bale, que hasta el momento no los vale, pero esa es la ley internacional.
La perversidad en México
Sin duda con esa palabra es que los dueños del balón aceptan todas las reglas y libertad del jugador pero, se comprometen a no hacerle una oferta, a no buscarlo cuando este libre.
¿Qué tiene que hacer el jugador en México al finalizar un contrato, si ya no quiere estar en este equipo?
Voltear los ojos a Europa, Sudamérica o a donde lo contraten. Casos puntuales son Efraín Juárez, Pablo Barrera, Gerardo Torrado o el propio Vicente Sánchez, quien se fue sin la anuencia del Toluca y cuando quiso regresar a México varios equipos lo querían pero tenían que pagarle una cantidad al Toluca, a pesar que él era libre para regresar.
El América llegó a un acuerdo con Vicente Sánchez.
Está es la famosa ley no escrita conocida como “El Pacto de Caballeros”.
Ahora se politiza
Por supuesto que el deporte espectáculo siempre será una gran tentación para los políticos.
Ha habido tonterías tan grandes como querer reglamentar que si la Selección Mexicana de Futbol tiene que hacer esto o lo otro, o si se le debe recargar responsabilidad a un jugador que no juega bien.
Hoy, supongo que la Diputada Claudia Delgadillo hace esto de buena voluntad, pero también jalando los reflectores hacia su carrera política.
Uno de los temas es que la propia diputada perteneciente a la fracción del PRI ha aceptado que hasta el momento no ha platicado con ningún dueño del futbol mexicano, mucho menos con la Femexfut.
Mi pregunta es, si ya está buscando una ley que haga a un lado el famoso “Pacto de Caballeros”, ¿tendrían que escuchar todas la partes?, aquí la ley tendría que estar bien sustentada.
Ahí comienza la primera duda en el sentido de que ella está buscando y lo logró, jalar los reflectores.
Los dueños del balón tendrán su punto de vista, aquí no se trata de derogar nada porque no existe nada escrito en este famoso “Pacto”, no hay un reglamento que lo señale, el punto importante es…
¿Van los políticos en serio?
Y conste que no estoy hablando que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México o las autoridades de la Secretaria de Educación Pública, que cada día nos prometen que los maestros de la CNTE ya no van a poder detener el tráfico en la ciudad y ya no se van a poder colocar donde se les pega la gana, cuando hasta están exigiendo hasta baños públicos.
En fin, no se trata de que si van los políticos en serio o no, en este caso si la diputada Delgadillo va en serio, que se tire a fondo y que escuche todas las voces, la parte positiva y la parte negativa de este asunto, porque tiene partes positivas.
Simplemente habrá que recordar el fraude que quiso cometer Wilson Tiago que jugaba para Monarcas Morelia, que cuando faltaba un pago al club que pertenecía, el propio Wilson dijo o inventó que el equipo al que él pertenecía ya no existía y cuando se vendieron los derechos del jugador al Nacional de Porto Alegre de Brasil resulta que sí existía, y aquel equipo chiquito demando ante la FIFA y Monarcas tuvo que pagar. Entonces vino el famoso “Pacto de Caballeros”.
Cuando Cruz Azul quiso contratar a Tiago le dijeron: “cuidado porque éste nos debe una lana”, y hoy a través del Toluca le están regresando aparentemente a Monarcas pronto ese dinero. Ahí si aplica el “Pacto de Caballeros.
Así las cosas, si lo que está buscando la diputada son reflectores, ya lo logró. Si busca pegarle al “Pacto de Caballeros”, tírese a fondo, averigüe, platique con los directivos. Que no sea solamente un adorno en esta costumbre de impunidad que tienen los diputados que dicen que saben de todo… Así de fácil.