Sigue in(Maduro)

A principios de mes, Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos, ambos profesores de Harvard, publicaron un editorial titulada ‘Should Venezuela Default’, cuyo título refleja un dilema que vale la pena cuestionar. 

La opinión de los profesores es clara: Venezuela ha dejado de pagar deudas en sectores que pegan directamente a su economía interna, y al mismo tiempo accede a pagar un precio alto al financiamiento exterior en forma de bonos, al explicar esto califican a Maduro como “moralmente en bancarrota”. 

Alberto Morales Alberto Morales Publicado el
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A principios de mes, Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos, ambos profesores de Harvard, publicaron un editorial titulada ‘Should Venezuela Default’, cuyo título refleja un dilema que vale la pena cuestionar. 

La opinión de los profesores es clara: Venezuela ha dejado de pagar deudas en sectores que pegan directamente a su economía interna, y al mismo tiempo accede a pagar un precio alto al financiamiento exterior en forma de bonos, al explicar esto califican a Maduro como “moralmente en bancarrota”. 

Es válido que exista la crítica en contra de este editorial. Sin embargo, el discurso en el que Maduro  (literalmente) ordenó que el fiscal presente cargos en contra de Hausmann (quien es venezolano), refleja tres vicios del presidente venezolano.

1. Falta de separación de poderes: Maduro instruyó al fiscal a presentar cargos. No importa si es un intelectual en contra del presidente. No importa que (como clama Maduro) Hausmann fuera parte de una conspiración internacional en contra de la economía venezolana. 

Debe existir una separación de poderes: judicial, legislativa, ejecutiva: claramente en Venezuela no lo hay. Esto es una muestra más del precario Estado de Derecho que existe en la república bolivariana. 

Por si fuera poco, falta recordar que ya ha aprobado una reforma en la que puede decretar leyes sin necesidad de pasarlas por el Congreso. 

2. Falta de contenido: si la conclusión del dilema que publican los maestros es equivocada a ojos de Maduro, que la rebata. 

Tanto los mercados internacionales como los ciudadanos venezolanos seguramente esperan una explicación de las decisiones de pagos que ha hecho el gobierno.

En lugar de dar una explicación clara de por qué se han tomado ciertas decisiones, Maduro sólo habla de una conspiración en contra de la economía venezolana: es una buena táctica para cuando la economía venezolana se caiga por completo y siga culpando a agentes externos. 

Lejos está el día en que Maduro hable claro y concreto sobre el porqué de las decisiones que ha tomado. 

3. Falta de responsabilidad: más allá de que los discursos de Maduro no tengan contenido sólido, se insiste en culpar a otros agentes por lo que pasa en su economía.  

Si no es el FMI, o Estados Unidos, es una conspiración de tecnócratas que quieren destruir a Venezuela. 

Será por falta de introspección o por refugiarse de sus políticas erróneas, pero a Maduro le hace falta un cambio radical en la manera de gobernar, de seguir así, el panorama no pinta bien para Venezuela.

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