Somos lo que respiramos

Respirar es una de las acciones humanas que menos valoramos o vinculamos con lo público. 

Tal parece que es algo tan normal y natural que no tendríamos por qué cuestionarnos si lo hacemos o no. 

El simple hecho de sabernos vivos incluye el hecho que respiremos. Sin embargo, las últimas noticias sobre la calidad del aire en Monterrey están haciendo que cuestionemos sobre la gravedad que impera en uno de los elementos que conservan la vida humana. 

Indira Kempis Indira Kempis Publicado el
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Respirar es una de las acciones humanas que menos valoramos o vinculamos con lo público. 

Tal parece que es algo tan normal y natural que no tendríamos por qué cuestionarnos si lo hacemos o no. 

El simple hecho de sabernos vivos incluye el hecho que respiremos. Sin embargo, las últimas noticias sobre la calidad del aire en Monterrey están haciendo que cuestionemos sobre la gravedad que impera en uno de los elementos que conservan la vida humana. 

Si no has respirado bien últimamente, tienes alergias, has visto crecer los casos de asma o tos seca constante, entre otros síntomas, es altamente probable que –entre otras condiciones de salud corporal- que se deba a la calidad del aire que respiramos. 

De acuerdo con el más reciente reporte de la Organización Mundial de la Salud, que analizó partículas de aire de mil 600 ciudades en 91 países, nuestra ciudad resultó en una pésima evaluación, por no decir gravísima condición medioambiental, referente a la calidad de lo que todos estamos respirando diariamente: vivimos en la ciudad más contaminada del país. 

En el estudio de esta organización, se registraron 36 microgramos de partículas contaminantes mientras que la ciudad de menor contaminación, Guadalajara, tiene 13 microgramos de éstas. Es decir, que nosotros respiramos casi dos veces más de partículas contaminantes que los habitantes de la ciudad tapatía. 

Si pensábamos que la Ciudad de México presentaba los mayores índices de contaminación, nos equivocamos porque ahí sólo se encontraron 25 microgramos de partículas contaminantes, lo cual tampoco quiere decir que ambas ciudades queden exentas de los efectos nocivos de mala contaminación del aire. 

Esta realidad nos incorpora a una lista de las ciudades más contaminadas del mundo como Nueva Delhi, Beijing, Dacca, Ulan-Bator y Karachi en Asia; Abu Dabi, Doha y El Cairo en Medio Oriente; así como Dakar y Accra en África. 

Algunos ya han tomado la iniciativa para la protesta. 

Como las que han venido haciendo visibles el Colectivo Pueblo Bicicletero que, a su vez, pertenece a la Bicired y que promueven la campaña: “Hazla de Tos” (toda la información la encuentras en: hazladetos.org). 

Porque, lamentablemente, esta situación está costando vidas que terminan en muertes silenciosas. 

Dos de las cosas que no se están haciendo en materia de salud son vitales para minimizar los riesgos que esto representa. 

La primera estriba en conocer la información que alerte a la población de los riesgos por la contaminación atmosférica. 

No sólo es que los gobiernos monitoreen de manera consistente, sino que de verdad entreguen esa información a los habitantes. 

Por otra parte debemos tomar las medidas preventivas, que tampoco radican solamente en hacer visible el problema, sino en exigir tal información, como también el esclarecimiento de toda aquella acción urbana que atente contra nuestro ecosistema y, por ende, repercuta en el aire. 

Además de eso, hay acciones cotidianas que podemos realizar si es que lo anterior representa una tarea titánica. 

Muévase más en otros medios de transporte, camine, utilice la bicicleta para trasladarse en distancias cortas. 

Tenemos un alto parque vehicular que me atrevo a asegurarle que si lo hacemos cada vez más habrá impactos positivos para reducir esto. 

Si dicen que somos lo que comemos, no dudo que somos lo que respiramos. 

Y, por supuesto, denunciemos a quienes por corrupción o negligencia en el ámbito público, o el privado, están contribuyendo para sus pulmones y los míos en Monterrey se encuentren en una situación literalmente asfixiante.

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