Cualquiera que sea el resultado de la Gran Final de nuestro Abierto Mexicano de Tenis este sábado, el gran triunfador será sin duda el propio torneo, que consolida hoy esa apuesta que muchos consideraron como un salto al vacío con paracaídas pequeño, la de de modificar la tradicional superficie de arcilla (polvo de ladrillo dicen los muy puristas) en la que por 20 años se jugó el Abierto, por la superficie dura de la actualidad.
El riesgo era muy alto si nos ponemos a considerar pros y contras, con la arcilla teníamos asegurados a un montón de jugadores españoles, italianos, argentinos y brasileños acostumbrados a desarrollarse desde pequeños en esas superficies, había que derribar también…
El mito mexicano…
Ese que decía que nuestros tenistas de nivel (¿cuáles?) arrancan también en superficies de arcilla en los clubes sociales y deportivos a lo largo y ancho de la República Mexicana.
El Abierto Mexicano esperó con paciencia, luego con desesperación y al final con una frustración que se fue convirtiendo en indiferencia, a “ese” jugador mexicano que se pudiera meter entre los 100 y luego entre los 50 del mundo, ya hacerlo entre los 20 hubiera sido un regalo de los “dioses de las canchas”.
Solo que la Federación Mexicana De Tenis, en sus diversas administraciones de los últimos 20 años, ha fracasado de cabo a rabo en ese intento por desarrollar talento en el tenis.
Muchas son las preguntas, pocas las respuestas, aquel otro mito acerca de que no tenemos atletas con las condiciones físicas necesarias para competir en el Circuito cae por su propio peso cuando vemos de cuando en cuando a colombianos, ecuatorianos o chilenos meterse a la pelea.
Ya los argentinos han agarrado su caminito y nadie los mueve de ahí, voy derecho y no me quito, se acaba de ir David Nalbandian, pero está consolidado Juan Martín Del Potro, quien por cierto está aquí en Acapulco aunque sin jugar por la lesión en la muñeca que lo ha tenido asoleado por casi un año.
Nuestro tenis social…
Ese que tanto daño nos hace en el desarrollo del tenista profesional, es el tenis de los miles de clubes sociales y deportivos con entrenadores y “pros” aburguesados y chambistas enfocados en, esto es legítimo, sacar sus dineros de las clases particulares a chavos entrones, pero hasta ahí.
Nuestros muchachos no tienen, ni hemos encontrado la forma de desarrollarles la ambición y el “hambre” de ser y trascender, de realizar sacrificios para alcanzar a meterse en las clasificaciones internacionales, para esto se requieren al menos un centenar de candidatos para que surjan apenas 1 ó 2, es mucho pedir a los padres de familia, entrenadores y al mismo chavo, si tomamos en cuenta que el 95 por ciento de nuestros jugadores son de clase media para arriba.
Derribado el mito
Nuestro Abierto se cansó de esperar a esa figura que se convirtiera en la atracción del torneo apostando a la pasión de un mexicano en el Abierto de nuestro país.
Derribado el mito, el Abierto apuesta cada año por innovar, por reinventarse para darnos a los fanáticos del tenis la oportunidad de tener aquí a grandes figuras del “Top 10” mundial ante la gran respuesta de nuestros miles de aficionados, que hacen de esta última semana de febrero “SU” semana de tenis. Solo que el reto es no solo mantener, sino incrementar ese importantísimo número de aficionados presentes y los millones que a través de la TELE sigan el evento en toda América Latina y hasta Estados Unidos.
Jugada magistral…
Del Grupo Pegaso, que insiste con terquedad de quien sabe que puede realizar este cambio de superficie con todas las broncas que acarrea el cambiar radicalmente el “draw” de participantes, los arcillistas se quedan en Sudamérica, Buenos Aires nos reta jugando la misma semana que nosotros, Dubai y sus millones en premios y en incentivos para los grandulones también van en esta semana.
El cambio en la superficie y por ende en la plantilla de jugadores, le da oxígeno a nuestro Abierto, el año pasado llegó Andy Murray como figurón y se fue eliminado en Semis por la vía de la vergüenza, aún así el torneo no sufre mella alguna, la Final con dos jugadores no muy conocidos: Grigor Dimitrov y el sudafricano Kevin Anderson resultó épica, brillante.
El triunfo de Dimitrov lo festejamos en un Estadio MexTenis totalmente abarrotado.
¿Y los tacos?
El Abierto Mexicano es ya un evento autosuficiente, consolidado, en números negros con un modelo de negocios que se reinventa y adapta a los retos actuales.
Hoy la guapísima rusa María Sharapova es centro de atención al igual que el japonés Kei Nishikori, quien como aquí anticipamos la semana pasada, se ha convertido en la gran atracción no solo por su calidad, sino por su simpatía y forma de conectar con el público mexicano. Periodistas japoneses llegaron por primera vez siguiendo a Kei, a Sharapova no necesitan seguirla los rusos, todos la seguimos, sin duda este torneo ahora con rusos y japoneses en el draw, nos demuestres que puede haber tacos de caviar y hasta de sushi.. Así de fácil.