José Ochoa aprovechaba los periodos vacacionales de la escuela para trabajar y ayudarse a pagar los estudios

Te hace falta hambre

Nació en la capital de Chihuahua en una familia de clase media. Sus papás hicieron muchos esfuerzos para que él estudiara, pero el dinero no abundaba. Por eso José Ochoa aprovechaba los periodos vacacionales de la escuela para trabajar y ayudarse a pagar los estudios. Hizo de todo. Vendió frutas por la calle, hizo de […]

Nació en la capital de Chihuahua en una familia de clase media. Sus papás hicieron muchos esfuerzos para que él estudiara, pero el dinero no abundaba. Por eso José Ochoa aprovechaba los periodos vacacionales de la escuela para trabajar y ayudarse a pagar los estudios.

Hizo de todo. Vendió frutas por la calle, hizo de albañil en Ciudad Juárez y también fue mesero. Lo que José siempre tuvo fue hambre, pero no de comida, sino de éxito, de hacer todo lo necesario para que las cosas ocurrieran.

Tras graduarse de ingeniero y pasar algunas dificultades para conseguir trabajo, logró emplearse en Delphi, una empresa global de autopartes, donde aprendió todo sobre empaque y proveeduría.

Un día llegó el momento de emprender. Estaba casado, tenía un hijo y otro venía en camino. Emprender significaba dejar las prestaciones, la seguridad social y los ingresos seguros, pero su esposa lo apoyó.

Así nació en 2009 Global Containers & Custom Packaging en El Paso, Texas, una empresa que ofrece servicios de empaque y logística a compañías en México y en Estados Unidos, con clientes del tamaño de Amazon y Hewlett Packard.

“Mi sueño es siempre ser mejor. Nunca me ha gustado la mediocridad. Nunca me ha gustado ser alguien promedio. Siempre he tenido la visión de lograr cosas relevantes”, dice.

Cuando todo parecía ir hacia arriba, la vida le tenía preparada una mala jugada a José justo en vísperas del cumpleaños de sus hijos. En 2018, uno de sus principales clientes quebró y les hizo perder un millón de dólares de liquidez, con lo cual estuvo también a punto de irse a la bancarrota. “Fueron noches de desvelo, de pesadilla”, recuerda.

Para no cerrar la empresa y dejar sin empleo a cientos de personas, José hizo una jugada arriesgada: usó tres mil dólares que tenía para pagarle a un proveedor para inscribir a la empresa a un programa de aceleración de negocios de Microsoft.

El tiempo le dio la razón. Después de tres meses intensivos, José se inscribió a los pitches finales y ganó el primer lugar, como la mejor propuesta de valor de la región y ganó 25 mil dólares.

Ese triunfo hizo cambiar la mentalidad de todo el equipo y les dio energía para reinventarse y resurgir. “Tenía hambre de aprender y de cambiar la narrativa de la compañía, de cambiar la moral de los empleados, de nosotros también, ¡y lo logramos!”, recuerda.

Hoy José es un exitoso empresario y ha sido entrevistado por Entrepreneur US y por Telemundo.

“El hambre es el mayor motivador de la acción, y la acción es la clave del éxito”, dice Michael Ivanov, creador de SpeakLife365.com y autor de “El Monte de los Olivos: 11 declaraciones para una vida extraordinaria”.

La diferencia entre lograr tus sueños o no, dice Michael, está en esta hambre de éxito. “No debemos conformarnos con las pequeñas victorias de la vida que solo someten temporalmente nuestra búsqueda de grandeza. Debemos quererlo lo suficiente como para que todo lo demás se convierta en una distracción, y la falta de éxito se convierta en una amenaza para la vida.”

Genaro Mejía es periodista de negocios, mentor, consultor y speaker. LinkedIn Top Voices Latam 2019 y fundador de BAR EMPRENDE.

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