Voto por él
Él ya es el Presidente electo. Donald Trump jurará en enero de 2017 como el Presidente número cuarenta y cinco de los Estados Unidos.
La gente votó por él. Y sí, la mayoría de los votantes eligieron a Hillary Clinton, pero el modelo electoral estadounidense, centrado en los checks and balances hicieron posible lo más temido.
Rodrigo VillegasÉl ya es el Presidente electo. Donald Trump jurará en enero de 2017 como el Presidente número cuarenta y cinco de los Estados Unidos.
La gente votó por él. Y sí, la mayoría de los votantes eligieron a Hillary Clinton, pero el modelo electoral estadounidense, centrado en los checks and balances hicieron posible lo más temido.
El Colegio Electoral le dio una ventaja de 71 votos al neoyorquino, dejando sin posibilidad alguna a la mujer que pudo ser dueña del mundo, pero se quedó en el intento. Al mundo todavía le cuesta creerlo y entenderlo, a mí también.
Pero el poeta Serrat bien dijo que no es que sea triste la verdad, solamente no tiene remedio.
Hoy, estoy convencido que el más aterrado por el resultado de la elección del pasado martes, es el mismo Trump. Ahora sí es de verdad, ahora sí se trata de demostrar todo aquello que presume y que la gente resume. Resulta fácil criticar, pero una vez que pise la Casa Blanca -hoy- en su calidad de Presidente electo, una vez que reciba los códigos nucleares en el famoso maletín denominado “the football” y amanezca con ese fólder rojo con el reporte de la información más secreta de Estados Unidos, se dará cuenta que la vida de trescientos millones de personas y la estabilidad del mundo está en sus manos. Y no es lo mismo, dirigir un reality show o manejar millones de dólares en bienes raíces que manejar al mundo entero, porque sí, nuestro vecino del norte, la nación que fundó Jefferson y Washington, es la más poderosa del mundo.
Por eso, la gente que votó por él ahora debe votar porque no la joda.
En tanto que nosotros los mexicanos debemos votar por el buen criterio de nuestros gobernantes, que ya no quisiera hacer más olas, pero algo tenían de razón en recibirlo en Los Pinos antes de que fuera muy tarde.
La llegada de Trump a la Casa Blanca marca un parteaguas en la ciencia política, la realidad humana traducida en realidad virtual y en los modelos sociales de nuestra era. Donald Trump no ganó por ser millonario, incluso su campaña gasto considerablemente menos que la de Hillary, ganó porque el olor a podrido se adentró en las narices de los estadounidenses, hasta en las de los más ilustrados y liberales. Soy del pensar que una gran parte del electorado en realidad eran “trumpistas” de clóset.
Por ello, que sin invocar al que con su triunfo, Trump invocó, concuerdo con Andrés Manuel López Obrador. No hay que entrar en pánico.
Pánico que gane en México alguien como Trump.
Esperemos no tengamos esa suerte. Pero, regresando al tema, hay recordar que una cosa es la campaña y otra cosa es la administración o el ejercicio del poder. Me declaro un fan de Obama, pero la retórica del primer Presidente afroamericano ilusionó a millones y tristemente se irá sin haber cumplido con muchas promesas como la de una reforma migratoria integral o cerrar Guantánamo.
Es decir, ya vimos a Trump como candidato. Ahora esperemos al presidente Donald J. Trump y veamos de qué está hecho. Quizás nos sorprenda. Mientras tanto, hay que darle un voto, quizás hasta de confianza. Y también dárselo al presidente Peña Nieto que al final toda esa crítica, como ya lo he dicho en este espacio, fue pensando en el peor escenario, no por joder a México.
La pregunta ahora está en ¿sí un pueblo tres veces más que nuestro país le dio un voto a un impensado, México podría replicar la hazaña en 2018? Al tiempo, querido lector.