El Alcalde de San Pedro, Ugo sin hache Ruiz, ha venido ganando puntos.
Por un lado, con el cobijo de Fernández, se pensaba que sería algo más que su delfín. Pero no obstante, Ugo muy pronto dio sus propios pasos y pintó su raya al mostrar existía por sí mismo con el derrumbe del muro de San Pedro, que inició causando controversia no sólo por el sobre costo superior al 200 por ciento, sino por la obstrucción de la visibilidad que traería a la Calzada.
Paso seguido, vino la otra herencia de Fernández: los parquímetros, asunto del cual el exmunícipe ya ni se acuerda, o por lo menos así lo expresó a la prensa.
Los parquímetros han causado problemas de varias índoles, pero el fondo aparentemente es el de la corrupción.
Al fin parece que el alcalde también mostró su músculo de autonomía con el tema de Desarrollo Urbano.
Y un tercer tópico en el que Ugo parece desligarse de la administración de Fernández, es la idea de parar, tumbar pisos a los edificios o hacer lo que se tenga qué hacer, para que los desarrolladores entiendan que ya estuvo bueno de hacer lo que les da la gana y no pasa nada.
Cuando mucho, los fraccionadores están acostumbrados a una multita, o a dar un gran moche con quien históricamente lo ha aceptado en la Secretaría de Desarrollo Urbano.
Con esto concluimos que evidentemente la administración de Ugo viene con muchas ganas y sobre todo con un tono distinto, más allá del tema de seguridad.
Aplaudo a Ugo, sin embargo, tengo la duda de si realmente esa es su intención, o si de plano algunos colaboradores de él no han entendido la tónica.
Por un lado está la contradicción de cómo buscan hacer “Un sólo San Pedro” y también lograr más participación ciudadana, poniendo inclusive a nivel de Secretaría esa área y contratando personal para atender las Ong’s.
Y por otro, regresar al canibalismo y primitivismo político, en donde los consejos ciudadanos están integrados en su mayoría por gente cercana, o de procedencia del mismo partido que el alcalde.
Las becas se entregan con tinte partidista. Y hay acciones que han denominado “K”, que no son otra cosa que zonas geográficas con un “líder” nombrado por ellos mismos para que de ahí venga la cadena de mando popular.
Si recordamos, eso de los “K” es como en los más antiguos tiempos del PRI y sus “cuadros populares”.
O también como los famosos PACS de San Nicolás y Monterrey, en donde el panismo se buscaba que la participación de la sociedad fuera encubierta por las siglas y los colores del partido, en lugar de por las necesidades reales. Por lo menos ese es el mensaje que está enviándose.
Invitamos a realmente jugársela y no dar el paso hacia atrás, en donde la simulación en corrupción y participación siguen encubiertas.