Un panismo putrefacto

Tiempo atrás, durante los interminables 70 años de la “Dictadura Perfecta”, la sociedad mexicana comprobó los desfalcos, los escandalosos casos de peculado propios de una auténtica pandilla de bandidos que representaban al PRI. 

Generaciones y más generaciones de políticos corruptos exhibían su riqueza mal habida en absoluta impunidad ante una ciudadanía muda y frustrada. Las arcas de la nación eran el botín disputado por los priistas de la misma manera en que las hienas luchan entre sí lanzando risas grotescas al pelear por la mejor parte de la carroña. 

Francisco Martín Moreno Francisco Martín Moreno Publicado el
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Tiempo atrás, durante los interminables 70 años de la “Dictadura Perfecta”, la sociedad mexicana comprobó los desfalcos, los escandalosos casos de peculado propios de una auténtica pandilla de bandidos que representaban al PRI. 

Generaciones y más generaciones de políticos corruptos exhibían su riqueza mal habida en absoluta impunidad ante una ciudadanía muda y frustrada. Las arcas de la nación eran el botín disputado por los priistas de la misma manera en que las hienas luchan entre sí lanzando risas grotescas al pelear por la mejor parte de la carroña. 

El electorado anhelaba la alternancia en el poder. Se pensaba ilusamente que cuando los panistas llegaran a Los Pinos esculcarían los bolsillos de los ladrones que antes habían dirigido los destinos del país para impartir justicia, justicia, justicia… el grito ancestral de todos los mexicanos. 

Cuando Fox tomó posesión del cargo y rompió brutalmente con la solemnidad republicana que exigía su presencia en el Congreso de la Unión y recibió públicamente una figura religiosa de manos de sus “hijitos”, empezamos a fruncir el ceño hasta arrugar por completo la frente cuando sospechosamente se “fugó” el Chapo Guzmán y más tarde Fox ni siquiera pudo poner la primera piedra de su proyecto faraónico como era el aeropuerto de la Ciudad de México.

Fox no solo demostró día tras día su manifiesta torpeza como presidente de México, sino que se abstuvo de encarcelar a los priistas corruptos, tal y como lo había prometido a lo largo de su campaña. 

El cambio tan cantado y esperado por los mexicanos no solo no se dio, sino que con el paso del tiempo se pudo comprobar como los panistas, sálvese el que pueda, aprovechaban también su estancia en el poder para lucrar igualmente con el patrimonio de la nación. 

¿Qué fue de todo el dinero mal habido por Marta Fox a raíz de su campaña de Vamos México? ¿De donde salió la gigantesca fortuna para construir el Centro Fox? ¿Cómo fue posible que los hermanos Bribiesca viajaran antes en camión de Celaya a Querétaro y después pudieran transportarse por todo el mundo en aviones supersónicos de su propiedad en tan solo un par de años? La tan ansiada alternancia en el poder fue la gran oportunidad para que los panistas continuarán esquilmando y robando al dolorido pueblo de México.

El escándalo de Oceaonografía no ha venido sino a demostrar como la administración de Calderón lejos de impartir justicia, vino a sumarse exitosamente a la corrupción en el nombre sea de Dios, en una escala en la que ni siquiera los propios priistas habían intentado incursionar. 

Cotidianamente aparecen más nombres, más hurtos, más desfalcos, más documentos apócrifos y más delincuencia perfectamente bien organizada por los hombres del puño blanco del PAN. ¿Cuál ha sido la respuesta del panismo? Tan sencilla como cínica: tratar de chantajear la reforma petrolera negándose a legislar las leyes secundarias de la materia si es que la PGR no suspende las investigaciones en su contra…

El descarrilamiento del PAN daña gravemente a la democracia mexicana sin olvidar que el PRD no logra ponerse internamente de acuerdo en la sucesión de sus líderes. ¿La putrefacción del PAN nos conducirá de nueva cuenta a la existencia de un partido único como el PRI? ¡Horror de horrores…!

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