Un tercer TLCAN

Octubre trajo buenas noticias para quienes son creyentes de las bondades de los libres mercados. 

A principios del mes se anunció que terminaron exitosamente las negociaciones para el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un nuevo tratado de libre comercio entre 12 países en el cual México participa, creando así buenas expectativas de crecimiento en un futuro mediano.

Eduardo Flores Eduardo Flores Publicado el
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Octubre trajo buenas noticias para quienes son creyentes de las bondades de los libres mercados. 

A principios del mes se anunció que terminaron exitosamente las negociaciones para el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un nuevo tratado de libre comercio entre 12 países en el cual México participa, creando así buenas expectativas de crecimiento en un futuro mediano.

Falta la ratificación en todos los países participantes, pero el entendido es que las negociaciones no hubieran acabado sin una alta probabilidad de éxito. 

Englobando a importantes mercados, el TPP sin duda abrirá las puertas al crecimiento en países relativamente alejados hasta hoy del comercio global. En México, en cambio, existe una serie de riesgos que no son suficientes para rechazar el tratado, pero que deberían ser considerados. 

El más obvio es la nueva competencia. Hasta hoy, habíamos gozado de una ventaja competitiva importante, al estar cada día mejor integrados con la mayor economía del mundo, bajo prácticamente las mejores condiciones de mercado. 

El tratamiento de “mejor país” era común para ciertas industrias, pero pocos países gozaban de un acceso tan extenso y profundo al mercado estadounidense. Este acuerdo abre las puertas, aunque paulatinamente, a competidores naturales como Malasia. 

Pero el más importante riesgo, uno casi invisible, es el de la complacencia. Recién anunciado el resultado de las exitosas negociaciones, más de uno comenzó a bautizar al TPP como el “segundo TLCAN”, en alusión al tratado firmado hace más de 20 años con nuestro socio del norte y con Canadá. 

Quienes se han esforzado por años en traer una nueva negociación del TLCAN como tema a la mesa, por ejemplo el anterior embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhan, encontrarán todavía menos audiencia con estos pronunciamientos. 

Es decir, si el TPP es el segundo TLCAN, resultará necesario un tercero. 

El nuevo acuerdo hace mucho por reducir barreras arancelarias, pero esto es prácticamente un tema del siglo pasado para nuestra relación con Estados Unidos. Y si bien todavía los detalles son difusos, es probable que el acuerdo esté limitado en términos de economía del conocimiento, justamente la siguiente frontera natural para un país como el nuestro.

Como demostraron también este mes los europeos, nunca se puede ser suficientemente claro en estos temas. 

El TPP sin duda es bienvenido, pero vale la pena recordar que nunca será lo mismo que negociar uno a uno con nuestro principal socio comercial.

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