Mientras tanto nacieron casi 18 millones de mexicanos, de los cuales el 52 por ciento abandonó las aulas antes de concluir la primaria, se arrojaron a las calles a 7 millones de “ninis”, el desempleo continuó su marcha depredadora y se disparó el número de compatriotas en la pobreza. Una prueba para medir la trascendencia de no lograr acuerdos legislativos.
Sin embargo, todo parece indicar que el panismo ha decidido no constituirse como una “oposición mezquina” en la próxima legislatura, si no es que en la presente ya se inician los trabajos aliancistas. Ya era hora de que alguien pensara en México, un país con una escasa, cuando no nula, capacidad de transformación. Nos convertimos en la nación de lo irreversible e irreversiblemente estamos dejando de ser un país viable. Ni un paso atrás, pero eso sí, tampoco uno adelante…
Si ya se hubieran promulgado las reformas estructurales,Peña Nieto hubiera tenido que ir con su 38 por ciento a una “segunda vuelta” electoral, lo cual lo hubiera obligado a trabar alianzas con otros partidos políticos, tal vez el propio PAN, para poder ganar la elección. Esta alianza le hubiera garantizado una mayoría en el Congreso y, por ende, no se hubiera repetido la parálisis legislativa de otros sexenios, se habría autorizado la reelección de diputados y senadores, creado la figura de un Jefe de Gobierno, algo parecido a un Primer Ministro y dispondríamos de herramientas ciudadanas como el referéndum y el plebiscito y con una imprescindible policía nacional única.
De haberse ejecutado la reforma petrolera, disfrutaríamos de 650 mil millones de dólares para detonar la economía y rescatar de la miseria a millones de compatriotas; contaríamos con una reforma tributaria para que el sector público no dependiera en un 40 por ciento de los recursos petroleros y con un IVA al 23 por ciento para desaparecer los impuestos a las nóminas, abaratar la contratación de mano de obra, preservar y aumentar las tasas de empleo incorporando a la formalidad a millones de trabajadores que con sus AFORES ayudarían a financiar el desarrollo.
Los periodos de sesiones legislativas ya no durarían 6 meses; contaríamos con un organismo autónomo supervisor del desempeño de los legisladores; se habría disminuido el número de éstos y ya no existirían los plurinominales, un aborto republicano; se habrían bajado los montos asignado a cada partido político para sus campañas y desaparecido el fuero constitucional; se habría impuesto la democracia en los sindicatos del sector público porque el Gobierno Federal ya no continuaría reteniendo las cuotas sindicales y entregándoselas a pillos de la talla de la Gordillo o Deschamps, sino que cada burócrata pagaría su cuota al sindicato de su preferencia.
Bienvenida la propuesta panista de llegar a ejecutarse… Ya lo sentenció Vicente Guerrero para la historia: La patria es primero y los cuentos, también cuentos son…