La inminente sanción para el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, llegó a la tribuna del Senado de la República durante la primera sesión del periodo ordinario.
Fue el senador emecista Samuel García, principal impulsor de la destitución del mandatario estatal, quien presentó un punto de acuerdo para que el Senado exhorte al Congreso local para que sancione a “El Bronco” por su responsabilidad en el caso de utilización y recursos públicos durante su candidatura a la presidencia. El punto de acuerdo fue respaldado de forma unánime.
Pero, el senador panista Víctor Fuentes, quien también respaldó la destitución, subió a tribuna para plantear una alternativa: la renuncia de Rodríguez Calderón.
El legislador emplazó al mandatario a presentar su dimisión antes del 30 de septiembre, ofreciendo una salida honorable y que le permita a “El Bronco” estar a la altura de las circunstancias ante un evidente fracaso en su gobierno.
Con esto, asegura Fuentes, se podría iniciar un proceso de transición de dos años hasta la próxima elección e incluso propuso a dos candidatos para ocupar la gubernatura de manera interina: el exsecretario de Economía federal, Ildefonso Guajardo, o el presidente del Tec de Monterrey, Salvador Alva.
Ya existen antecedentes de renuncias del Ejecutivo estatal. Hace 23 años el entonces mandatario Sócrates Rizzo presentó su renuncia ante la situación que se vivía en la entidad; y en 2003 Fernando Canales Clariond también dejó el cargo para asumir como secretario de Economía federal.
¿Se atreverá Jaime Rodríguez a dar un paso al costado?
Melchor le pone más presión al PRI
La salida del diputado local Melchor Heredia, del grupo parlamentario del PRI para integrarse a la bancada de Morena, ha puesto en un serio predicamento al tricolor, que poco a poco ve cómo su fuerza en el legislativo local va menguando.
Después de que un legislador priista (Marco González) fuera el presidente de la Mesa Directiva durante el primer año legislativo y de haber sido la primera minoría, ahora el PRI podría convertirse en la cuarta fuerza política en el Legislativo de Nuevo León.
El PRI se queda con siete diputados, los mismos que Morena, con la diferencia de que el partido guinda cuenta con más diputaciones de mayoría relativa, lo que lo posiciona como la primera minoría.
¿Qué implica que Morena sea la segunda fuerza? Que podría controlar el Congreso, es decir, llevaría mano en todos los nombramientos administrativos.
De momento el tricolor es la tercera fuerza, pero si Marco González se decide por abandonar el barco y sumarse a Movimiento Ciudadano o a otro partido, pasarían a ser la cuarta en el Congreso: la presión al máximo sobre la bancada priista.