Hace muchas navidades, aún en la recesión del 2009, no se sentía la economía tan seca, tan fría, tan detenida.
Las ferias del pino y la nochebuena. Los centros comerciales, tiendas, restaurantes y supermercados coinciden en responder a la pregunta ¿y que tal las ventas? No hay.
Es la queja del puestero, del pequeño comerciante y del grande también. El consumo interno ha caído, y aunque las cifras aun no son publicadas por el INEGI, las carteras ya sienten lo que las estadísticas revelarán en un par de meses.
No es que seamos profetas, pero bien anunciamos que las reformas impuestas por el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, tendrían un efecto de freno sobre la economía. Doce meses después estamos sufriendo las consecuencias de los malos cálculos.
Y mientras el Secretario de Hacienda insiste en que no se ha caído en una recesión, las carteras y las pocas compras que se podrán hacer este año, dicen lo contrario.
Si bien el aguinaldo llegará en estos días, lo mas seguro es que se utilice para pagar cuentas pendientes, y no generar unas nuevas.
Desgraciadamente no todos pueden gozar de la generosidad de grupo Higa para sortear las cuentas que se avecinan. Muy pocos mexicanos pueden decir que tienen un empleo que les permite pagar, con el sueldo, una propiedad de 7 millones de dólares.
Si algo ha mantenido a México lejos de una revolución, es precisamente que había dinero en las calles y eso tranquilizaba a la gente.
Este diciembre pinta diferente.
No solo porque a causa de una reforma hacendaria, complicada y aniquiladora, la economía se ha secado. Además tras los escándalos ocurridos entre casas blancas y la de Malinalco, la corrupción evidente del sector público, de las más altas esferas del gobierno, y sus alianzas aceitadas con el sector privado, han llegado al sector financiero, generando un efecto negativo en la bolsa, como bien lo expuso Reporte Índigo el viernes pasado. A eso le sumamos un dólar que pasa los 15 pesos.
¿Quién desea invertir en un país donde no existe seguridad social, ni jurídica?
El dinero deja de llegar, las carteras lo comienzan a sentir, la navidad se vislumbra seca y el desgaste social sobre pasa los límites de tolerancia. Las manifestaciones se alimentan ante el descontento y los grupos anarquistas ven en este caos su justificación.
Cuide su aguinaldo, vienen tiempos turbulentos.