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Nada ni nadie es eterno, no lo fueron aquellos que buscaron la fuente de la eterna juventud, como Dorian Gray (el verdadero, no el de las 50 Sombras) el personaje de la novela legendaria de Oscar Wilde, que vende hasta su alma por ese sueño irrefrenable de nunca envejecer.
O el fausto de la literatura alemana en sus muchas versiones, inclusive la opera de Charles Gounod.
Y claro, aquellos vampiros de todas partes y de todos calibres que durante años lo entregan todo por poder vivir “para siempre”.
Don Mario…
Cumplió al pié de la letra la ley de la naturaleza, el ciclo de la vida.
enamorado del poder terminó su vida hace unos meses con un legado histórico, lleno de polémica alrededor de muchas de sus decisiones casi Imperiales desde su bunker olímpico–político–familiar– empresarial de las calles de la Colonia San Rafael, ahí, me comentó Don Mario, se tomaron decisiones trascendentes no solo en sus empresas, sino en los años de su esplendor poderoso, muchas veces decisiones de la política mexicana y por más de 40 años las decisiones de todos calibres del Deporte Mexicano y Panamericano.
Habrá un vacío…
Al menos en lo personal, seguramente al momento de ser declarados como inaugurados estos Juegos Panamericanos Toronto 2015.
Extrañaré la voz poco audible pero firme, sus “seseos” entre dientes, su mirada siempre alerta tras sus lentes oscuros, su peinado impecable, su actitud altiva y hasta soberbia.
Hoy Don Mario no pronunciará discurso alguno como lo hizo en todos los Panamericanos desde 1975.
Al conjuro de esas palabras de cada inauguración, Don Mario se sentía, se sabía poderoso, importante, el eje de todo ese movimiento Panamericano.
Su actitud altiva y arrogante delataba ese disfrute absoluto del poder que entonces se sumaba al de sus empresas, sus diarios, sus trincheras políticas, ese poder de asumir el control, las decisiones tan personales, el quitar y poner, el hacer sentir al atleta que “Estás conmigo o en mi contra”, con tantos directores de tantos organismos deportivos gubernamentales, desde aquel INDE y luego subsecretaría, en donde acabó con el desafío de Guillermo López Portillo puesto ahí por su primo el Presidente de entonces, José López Portillo.
Desde su Bunker lo vio caer igual que a muchos otros, se sentía imponente, se sabía “casi” intocable.
En América…
La situación era muy parecida, supo ganarse y comprar voluntades de presidentes de Comités Olímpicos del continente y los que no accedieron por esas vías, debieron hacerlo por la de la política y las influencias a nivel Comité Olímpico Internacional (COI), con esa oficina virtual adjunta al presidente José Antonio Samaranch, a quien ayudó a erigir esa fortaleza en que se convirtió por casi 20 años el COI, con el crecimiento económico exponencial de la mano de la mercadotecnia y principalmente la televisión.
En la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) fue todo un intocable hasta su muerte, en el COI la historia fue muy diferente.
Desde “SU” fortaleza no supo entender esa política tan traicionera como casi todas las políticas y Jacques Rogge no solo le ganó la presidencia en la sucesión de Samaranch, sino que además esperó con paciencia que Don MARIO alcanzara la edad del retiro para darle el golpe bajo, retirándolo de todos sus cargos.
No pudo hacerlo con ODEPA, Don Mario la había hecho a su interés con autonomía legal y real.
El hombre amable
Costaba trabajo romper esas barreras de altivez y prepotencia que Don Mario ponía a su alrededor, sabedor de los muchos “quedabien” que le rodeaban, sabía distinguir a sus leales y a quienes como le dije alguna vez: “ni te debo ni me debes, Mario, eso hace estas charlas más reales y directas”, por supuesto entendiendo y respetando siempre su jerarquía innegable y bien ganada a pulso.
Tuve muchos encuentros extraordinariamente amables, cordiales, deliciosos y otros desencuentros fuertes, afortunadamente estos siempre se aclararon cuando nos reuníamos, a veces mas esporádicamente de lo que a mi me hubiera gustado, y entendiendo siempre que el personaje de las historias era, sin duda, Don Mario.
Así las cosas pues, hoy cuando se pronuncien las palabras que el protocolo ordena con exactitud cronometrada al segundo, esos protocolos que Don Mario tantas veces se brincaba, mi pensamiento volará hasta Don Mario con nostalgia, con cariño, con los recuerdos imborrables.. ¡va por ti Don Mario!.. Así de fácil.