¿Vas solo o con la vida?

Frases tales como “el que persevera alcanza”, “el que se rinde pierde” o “el que no arriesga no gana” nos fueron inculcadas desde la infancia. 

Nos enseñaron que debíamos luchar por lo que queríamos sin mirar el precio que pagaríamos por ello. 

Pero, ¿cuántas personas han llegado a la meta enfermas, solas, infelices o hartas y el costo fue tan alto que ya ni siquiera tienen la energía suficiente para disfrutar el supuesto “éxito” obtenido? 

Annette Manautou Annette Manautou Publicado el
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Frases tales como “el que persevera alcanza”, “el que se rinde pierde” o “el que no arriesga no gana” nos fueron inculcadas desde la infancia. 

Nos enseñaron que debíamos luchar por lo que queríamos sin mirar el precio que pagaríamos por ello. 

Pero, ¿cuántas personas han llegado a la meta enfermas, solas, infelices o hartas y el costo fue tan alto que ya ni siquiera tienen la energía suficiente para disfrutar el supuesto “éxito” obtenido? 

Gerardo Schmedling fue un guía espiritual que le puso nombre al arte de aceptar lo que se vive sin hacer resistencia. A esto lo bautizó como “aceptología” y lo describe como la ciencia que nos libera del sufrimiento.

El ser humano sufre porque así lo elige cuando no acepta la realidad. El dolor es parte de la vida, pero el sufrimiento no y jamás está afuera, solo en la mente que hace resistencia al no aceptar las cosas.

Ahora, la aceptación no es una resignación pasiva, sino es asumir algo en paz, comprendiendo la realidad del orden del universo.

Si asumes lo que vives y cambias lo que puedes, nunca más vuelves a sufrir.

¿Te has preguntado por qué hay situaciones que se nos dan de manera fácil e inmediata y hay otras que por más que nos empeñemos en que sucedan pareciera que el universo se opone?

¿Por qué hay personas que logran lo que quieren a la primera y otras que nunca lo logran?

Es muy fácil, todos nacemos con un plan de vida que incluye pruebas para evolucionar, siempre estamos donde debemos estar y, si nos desviamos en el camino por querer cumplir un objetivo que no está dentro de nuestro plan perfecto, lo único que pasa es que nos tardamos más en llegar a nuestra verdadera meta y el camino se vuelve tedioso.

Cuando estemos en busca de algo y las cosas no fluyan, Schmedling recomienda intentarlo mínimo tres veces para verificar que no falte compromiso y máximo siete, dando lo mejor para asegurarnos que no haya faltado esfuerzo.

Cuando aceptas, estás en paz y todo fluye. En un lento proceso evolutivo todo es perfecto. La aceptación no es despreocupación, es asumir tranquilo lo que no puedes cambiar.

Si estás sufriendo pregúntate, ¿qué es lo que no estoy aceptando? Y es ahí donde encontrarás la causa de tu sufrimiento. 

En la medida que dejes de luchar encontrarás la paz, empezarás a fluir y pondrás fin a los conflictos y las guerras.

Al momento de renunciar a aquello que no nos corresponde y que no necesitamos, obtenemos una liberación extraordinaria. 

Los ideales que tenemos algunos de nosotros se realizan, pero si observan con cuidado, la mayoría no. Tenemos ideales pequeños, muy personales, de los cuales podemos lograr solo algunos. 

Pero nuestros ideales más grandes no se realizan, porque nos gustaría que dejara de existir la miseria, la pobreza, la violencia, las enfermedades  y muchas otras cosas que difícilmente se cumplen.

No se trata de que de ahora en adelante dejemos de luchar por nuestros ideales, simplemente de ser conscientes de la diferencia entre tenacidad y terquedad. 

Cuando estés tras algo que no se está dando.

 ¿Te has puesto a pensar que pueden ser señales de que hay una opción mejor a la que estás queriendo que suceda?

Luchar te lleva al infierno del victimismo y la impotencia. Aceptar te dará una perspectiva positiva de las cosas, experimentarás la paz y la confianza de que todo es perfecto, que puedes ser feliz a pesar de lo que suceda y que no tiene que cambiar nada para que tú puedas experimentar el cielo aquí en la Tierra.

Como dijo Facundo Cabral: “La vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud”.

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