La radicalización de sus posturas y su incapacidad para leer los nuevos tiempos y el tipo de líder que la ciudadanía de hoy demanda, le impidieron capitalizar políticamente todo lo logrado en aquel momento.
Lo mismo se vislumbra para el 2018 si AMLO se decide por la descalificación institucional. Las campañas electorales de este año fueron inequitativas y la jornada electoral tuvo irregularidades, las imágenes de la compra del voto parecen vehementes, sin embargo, es difícil creer que el IFE haya orquestado un fraude a nivel federal.
AMLO está en su derecho de impugnar la elección y agotar los recursos legales e institucionales, no obstante, ir más allá sería un grave error. Aún con los cambios legislativos introducidos en 2007 será difícil que las elecciones sean anuladas, la izquierda se estaría desgastando por una causa perdida.
Si AMLO realmente entiende su responsabilidad histórica debiera acatar las resoluciones de las instancias a las que él mismo ha decidido acudir, aunque dichas resoluciones no le sean favorables. Gracias a AMLO la izquierda ha logrado triunfos importantes, pero su figura podría haber llegado a su límite.
De aquí a 2018 el liderazgo debe ser tomado por alguien en quien prevalezcan enfoques más modernos e institucionales. Sólo así se podrá conjurar el peligro de un PRI ansioso de perpetuarse en el poder y de un PAN que seguramente aprenderá de sus errores y estará ansioso de regresar renovado a la escena pública.
Por otro lado será fundamental la ruta que decida seguir #YoSoy132 en los próximos meses. Insistir en la cuestión electoral sería desgastar la fuerza y legitimidad del movimiento. Los jóvenes de #YoSoy132 harían bien en concentrar sus esfuerzos en la búsqueda de apertura de los medios, sobre todo la televisión, y en denunciar las formas abiertas y sutiles en las que se imponen a los líderes o se instrumentan los fraudes electorales.
Si #YoSoy132 logra consolidarse como un contrapeso de vigilancia al nuevo gobierno y a los procesos políticos, se mantendrá como un actor importante del próximo sexenio. Habrá que ver cómo reacciona el sector más radical del movimiento, pero un pronunciamiento de miembros de #YoSoy132 en favor a fin de que AMLO reconozca lo que las instancias legales resuelvan, sería de mucho beneficio para el país y subrayaría esa independencia del movimiento con respecto a partidos políticos.
Importante también será plantear nuevos mecanismos para exigir mayor rigurosidad a las casas encuestadoras. A la luz de los resultados, las acusaciones que en su momento hiciera AMLO no parecen tan descabelladas.
En caso de que las encuestas hubiesen sido manipuladas intencionalmente, el objetivo se habría logrado con un costo muy bajo: una simple disculpa.
Las excusas con las que Roy Campos pretende defender la sobrestimación de Mitofsky son cínicas, burdas y una ofensa a los ciudadanos mexicanos. Como en cualquier trabajo, si no sabe hacerlo lo mejor es que renuncie. En el caso contrario, si el sabe hacer encuestas entonces la situación es más grave, pues hablaría de una manipulación intencional. Lo mismo aplica para los otras casas encuestadoras que sobrestimaron al PRI.
El futuro próximo depara a AMLO, # YoSoy132 y las casas encuestadoras retos importantes. De su habilidad para tomar decisiones responsables dependerá su futuro y el de sus causas.