Y ahora, ¿quién los para?
A este Brasil que dirige la dupla de campeones del mundo, Luis Felipe Scolari, que hizo campeón a Brasil en 2002, y Carlos Alberto Parreira, en 1994, le faltaba eso precisamente, regresar a su historia, retomar su jerarquía, proponiendo solo a ratos el “Jogo Bonito”, privilegiando el juego eficaz, le faltaba recuperar credibilidad y confianza entre lo que se propone y lo que se ejecuta.
Alfredo Domínguez MuroA este Brasil que dirige la dupla de campeones del mundo, Luis Felipe Scolari, que hizo campeón a Brasil en 2002, y Carlos Alberto Parreira, en 1994, le faltaba eso precisamente, regresar a su historia, retomar su jerarquía, proponiendo solo a ratos el “Jogo Bonito”, privilegiando el juego eficaz, le faltaba recuperar credibilidad y confianza entre lo que se propone y lo que se ejecuta.
Hoy Brasil ha despertado en el momento justo, a un año de “SU” Mundial y ante rivales de jerarquía, ganarle en una semana en fila a Italia, Uruguay y goleando y paseando en la Final a la España dominadora de los últimos años para hacerse del título de la Confederaciones, no es tomarse una caipirinha en Copacabana, es mostrarle al mundo que Brasil está de regreso porque Brasil en esto del “fut”, ¡siempre es Brasil!
Con la misma película
Luis Felipe Scolari, el técnico del “Scratch du Ouro”, jamás escondió ni mucho menos eludió el tema, Brasil arrancaría sus juegos con un ataque feroz y arriesgado, buscando el arco rival sin tregua pero con mucho orden, asumiendo el riesgo de un contragolpe, entonces todos lo sabíamos, desde Vicente del Bosque hasta el último de los aficionados de la Furia Española. Es el mismo script que adelantó Scolari antes del juego con Japón, que le dio dividendos con el gol de Neymar casi arrancando el partido para luego apoderarse de la situación anímica y táctica, luego Brasil lo utilizara con nuestro Tri y también caímos en la trampa anunciada. Neymar nos anota al minuto 9 y a remar contra corriente, ante Italia, Brasil prueba el mismo sistema, solo que los “azzurri” extreman precauciones, soportando el vendaval y emparejando el control del juego hasta que Dante anota para en la prórroga del primer tiempo y así mandar a Italia al descanso, con la frustración de esa anotación tardía.
Italia responde a los seis del segundo tiempo y el juego se convierte en juegazo de ida y vuelta, hasta que Brasil controla ganando 4 -2, con lo que el técnico Prandeli ajusta su línea de fondo para la Semifinal que pierde en aquella serie de penaltis casi perfecta 7-6.
Avisaron a España
De todo esto tomaron nota en el cuartel español encabezado por Don Vicente del Bosque (así con el “Don” de los grandes, no solo como técnico, sino como ser humano por delante) sin embargo una cosa es saberlo, prevenirlo, esperarlo, y otra poder neutralizarlo ahí en el terreno de juego. Es entonces que Brasil se tira con todo, logrando ese pequeño desconcierto en la zaga española que Fred, el oportunista, mete el balón para cambiar anímicamente el arranque de esta la “Final Soñada” entre el campeón del mundo y dueño de todo el “fut” de los últimos cinco años y el Brasil con historia de campeonísimo en su versión 2013.
Luego vendría la reacción española en un balón que recibe solo por derecha Pedro, al minuto 43, pero David Luiz lo saca casi de la línea cuando ya en España se cantaba el gol, jugada precedida por un tirazo del “Niño” Torres que sale desviado.
Los dioses con Brasil
Un par de minutos después el “Jogo Bonito” aparece en Brasil con un jugadón de Oscar, quien en la línea del área detiene el juego esperando que Neymar salga del “off side”, cediéndole el balón que el nuevo genio del Barcelona no perdona el 2-0.
Todavía no se acomodaban los torcedores brasileiros en sus cómodas butacas del nuevo Maracaná, cuando en jugada por izquierda Neymar vence a Iker con tiro cruzado para el 3-0 que marca exactamente el dominio del Scratch en el partido.
La incertidumbre en España entera no puede compararse con la que reflejaban sus jugadores en el campo. Brasil le ponía una cátedra de futbol eficaz y contundente, para colmo en medio de este mar de dudas, a la Furia le marcan un penal a favor, solo que los dioses del Estadio no dieron concesiones y Sergio Ramos lo falla más espantoso que las Fallas de Valencia, luego vendría la expulsión a Gerard Piqué en el 69’ al derribar, porque ya no le quedaba otra, a Neymar, que se lo había llevado por piernas en la entrada al área española.