¿Y la coalición de gobierno?

Josefina  declaró que, de ganar, llamaría a personalidades ajenas o no al PAN para su gabinete.

Se trataba de convocar a personajes de la sociedad, hombres y mujeres de reconocida solvencia ética y profesional, para armar una administración potente y eficiente representada por un grupo de mexicanos notables.

Francisco Martín Moreno Francisco Martín Moreno Publicado el
Comparte esta nota

Josefina  declaró que, de ganar, llamaría a personalidades ajenas o no al PAN para su gabinete.

Se trataba de convocar a personajes de la sociedad, hombres y mujeres de reconocida solvencia ética y profesional, para armar una administración potente y eficiente representada por un grupo de mexicanos notables.

¿Qué esperará Josefina para llamar ahora mismo a estos ilustres personajes cuando su campaña electoral hace agua en proa, popa, estribor y babor? Es ahora cuando hasta los propios panistas abandonan el barco, como lo hacen Ramírez Acuña y el propio Gustavo Madero; es ahora cuando se está quedando sola sin el apoyo de los suyos, entre los que incluyo al propio Jefe de la Nación; es ahora cuando su posición política empieza a sufrir estragos según lo expresan, día a día, diversas casas encuestadoras; es ahora cuando los militantes panistas se empiezan a alarmar ante el escandaloso desplome de su candidatura y voltean desesperados a diestra y siniestra en busca de explicaciones, cuando Josefina Vázquez Mota debería dar un auténtico golpe de timón, cesar a la mayoría de los integrantes de su equipo y convocar a esos ínclitos mexicanos para que ahora mismo, hoy y aquí, la apoyen antes de lo que ya se anuncia como un catastrófico naufragio del que Peña Nieto saldrá beneficiado. ¿López…? ¡Uf!

La casa de campaña de Josefina se ha convertido en un manicomio en cuyo interior todos dan órdenes y nadie las acata; en el que todos parecen conocer mejor el camino a seguir y se disputan el mando; en el que los errores no tienen consecuencias y los vacíos de poder se llenan con caos. 

La candidata, en su creciente y dolorosa soledad, tiene que salir de la confusión en que vive antes de que sea demasiado tarde. En este orden de ideas es muy factible que si Calderón contaba con un auténtico arsenal para destruir el buque insignia del priísmo, acusándolo de corrupción, como el caso de Moreira y de Fidel Herrera, entre otros tantísimos más, bien podría cancelar la filtración a la prensa de dichos secretos y renunciar al uso de estas armas porque quienes estaban dispuestos a votar por Peña Nieto, dada la mala imagen de Josefina, bien podrían sufragar a favor de López Obrador, el enemigo a vencer de Calderón. El presidente no quiere darse un balazo en el paladar.

Es claro que AMLO y sus huestes intentarían arrestar a Calderón a partir del primero de diciembre del 2012 si es que aquél llegara a la Presidencia de la República. Ya enseñaron los colmillos rabiosos cuando lo denunciaron ante la Corte Internacional de Justicia como un genocida. En resumen: destruir la carrera presidencial de Peña Nieto —si es que eso fuera posible— para apoyar la candidatura de Vázquez Mota, implica correr el riesgo de que el electorado frustrado y desesperado se vuelque a favor de AMLO, de ahí que Calderón pudiera llegar a verse —si no es que ya se vió— en la compleja coyuntura de negociar con Peña Nieto la entrega del máximo poder federal. ¿Cómo olvidar cuando Ruiz Cortines se sometió a las condiciones impuestas por Miguel Alemán, con aquel famoso: 

“Como me la ponga me la salto señor Presidente…”Vázquez Mota sigue derecho y sin controles una clara ruta de colisión. Su trayectoria observa una inercia suicida que ha invitado a los mandamás a abandonarla. Ella no parece reaccionar, no parece medir el peligro, no parece tomar decisiones ni percatarse que está a un paso de la debacle. Si en sus momentos de paz y de serenidad llegó a concebir la identidad de figuras notables de la sociedad mexicana, es la hora de convocarlos para retomar el timón cesando a las manos inexpertas, rebeldes, ineficaces y torpes que están hundiendo su campaña. Llama poderosamente la atención que Calderón empiece a contemplar el naufragio de Josefina con la misma tranquilidad con que asistió a la proyección de la película Titanic… ¿Se abran dado ya acuerdos inconfesables con Peña Nieto que solo la historia podrá desentrañar en el futuro?

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil