30 años de “Rust In Peace”: la obra maestra de Megadeth que estuvo cerca de no existir

Problemas con las drogas, una banda rota y un líder que había perdido toda brújula en la vida, no impidieron que este disco saliera al mercado el 24 de septiembre de 1990

La comunidad del metal no es un ámbito donde suela reinar el consenso, sin embargo, si se le pregunta a un fanático cuál es el mejor álbum de Megadeth, es casi seguro que responderá Rust In Peace, la pieza maestra con la que la banda angelina dio la bienvenida a los turbulentos años 90.

Este trabajo se encuentra cargado de virtuosismo, lírica e instrumentalmente hablando, pero la historia detrás del disco deja ver que fue prácticamente un milagro que existiera, pues las condiciones en las que se encontraba el líder Dave Mustaine eran bastante malas y rondaban el umbral de la muerte.

David Ellefson, bajista y cofundador de Megadeth, se retiró del mundo de las drogas a finales de los 80, lo cual no dejó muy contento a Mustaine, pues se negaba a perder a su compañero de juerga, por lo que desesperadamente intentaba hacerlo recaer; algo que no consiguió y sólo aumentó sus tendencias autodestructivas.

“Quería alterar sus bebidas, espolvoreaba heroína en su comida, lo que fuera necesario para recuperar a mi compañero de parranda”, confesó el vocalista y guitarrista de la banda para la serie documental Behind The Music de VH1.

La adicción de Mustaine empeoró durante 1989: fue detenido por conducir en estado inconveniente, luego de ingerir un coctel de drogas y diversas sustancias, y casi echa a perder su participación en el soundtrack de la cinta Shocker, pues le era imposible tocar y cantar al mismo tiempo la canción No More Mr. Nice Guy de Alice Cooper. De hecho, para el clip musical tuvieron que enfocar las manos y la boca del músico en distintos planos. 

Su excesivo consumo de cocaína, heroína, base, mariguana, crack, alcohol y prácticamente cualquier pastilla que tuviera enfrente, hicieron que el vocalista se volviera paranoico, al grado de sospechar que el guitarrista Jeff Young tenía una aventura con su novia Dianna, por lo que lo expulsó de la banda. Mientras que el baterista Chuck Behler tuvo el mismo destino.

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Con su vida al borde de la muerte, una banda rota y el proceso de grabación del nuevo disco a la vuelta de la esquina, Mustaine buscó ayuda y la encontró en otro rockero fanático del exceso; Alice Cooper, quien logró sacarlo del abismo y hacerlo funcional para volver al estudio de grabación.

“No soy el Dr. Cooper, pero definitivamente era la imagen del abuso, así que básicamente me volví su mentor. Le dije, si tienes algún problema, llámame”, declaró el músico años después, mientras que Mustaine aceptó que éste se convirtió en una especie de padrino a quien podía acudir para pedir consejo.

Sin embargo, Megadeth necesitaba reclutar a dos nuevos integrantes para seguir adelante. El elegido en la batería fue Nick Menza, el antiguo técnico de Chuck Behler. Mientras que a la guitarra llegó un artista que se convertiría en uno de los mejores guitarristas de la historia; Marty Friedman.

Contrario a lo que podría inferirse, pese al pasado problemático de Ellefson y Mustaine, Menza y Friedman encajaron a la perfección y así arrancó la producción de Rust In Peace. Basta mencionar que esta alineación fue una de las más estables de la banda y, sin duda, la más aclamada por los fans.

Fue así que el 24 de septiembre de 1990, Megadeth lanzó al mercado el que es considerado hasta el momento como su obra maestra. Un disco plagado de pasajes musicales complejos, criticas contra una potencial guerra nuclear, conflictos políticos, extraterrestres, teorías de conspiración, problemas ambientales y el fantasma de la muerte.

Este trabajo es, en esencia, un disco de grandes éxitos, pues los nueve temas que lo componen se han convertido en verdaderos clásicos del género y la mayoría de ellos son interpretados durante las presentaciones en vivo de la agrupación.

Rust In Peace arranca con la demoledora Holy Wars… The Punishment Due, la cual posee un agresivo riff de guitarra, combinado con una poderosa batería y un bajo sólido, mientras que la letra se nutre del conflicto que vivía Irlanda del Norte y del personaje Punisher de Marvel. Destaca la sección de guitarra flamenca de Friedman que divide la canción en dos secciones.

La siguiente en la lista es un clásico instantáneo: el tema Hangar 18 fue propuesto por Nick Menza y narra el ocultamiento sistemático de seres alienígenas por parte del gobierno. Aunque lo más representativo de la canción es el duelo de solos guitarras en el que se baten Mustaine y Friedman.

Otra canción a destacar es Take No Prisoners, que aborda el asesinato del enemigo a sangre fría en el campo de batalla, sin importar que se haya rendido o se encuentre herido. Esta es una de las piezas donde más brillan las secciones de bajo de Ellefson. Mención aparte merece la alteración a la famosa frase de John F. Kennedy: “no preguntes que puedes hacer por tu país, pregunta que puede hacer el país por ti”.

Sin embargo, la joya de la corona la encontramos en Tornado Of Souls, un tema donde Marty Friedman despliega gran parte de su arsenal detrás de las seis cuerdas, lo que da como resultado uno de los solos de guitarra más memorables de la historia del metal; complejo y veloz, pero progresivo, creciente y lleno de sentimiento.

Este solo de guitarra ha sido ovacionado hasta el cansancio por seguidores de la banda y especialistas, sin embargo, el propio Friedman asegura que gran parte de éste fue producto de la improvisación y lo que sintió en el momento, incluso ha llegado a decir que esa es la manera en que crea esta clase de pasajes.

Recientemente, Megadeth lanzó el libro Rust in Peace: The Inside Story of the Megadeth Masterpiece, donde los involucrados en el proceso narran estas y otras anécdotas sobre la creación del legendario disco. Ahí, Mustaine confiesa que realmente ninguno de los músicos se alejó totalmente de las drogas durante la grabación, pero se mantuvieron funcionales.

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“Te estaría mintiendo si dijera que (la cocaína) no influyó (en Rust in Peace) porque todos estábamos bajo la influencia de la droga en ese momento (…) Realmente no me gustaba mucho la coca. Me gustó la forma en que sabía, pero no me gustó la forma en que me hizo sentir. Nunca terminó bien, digámoslo de esa manera”, declaró Mustaine para Loudwire.

En este nuevo libro, el vocalista también confiesa que durante el tortuoso proceso solía oír voces en su cabeza que le decían que había arruinado su carrera y que estaba bien que lo hubieran echado de Metallica años atrás y que también deberían expulsarlo de Megadeth, pero señala que ha aprendido a lidiar con ello.

Aunque la alineación de este disco es la más solicitada por los fans, ahora es imposible de repetir, pues Nick Menza falleció en 2016 y Marty Friedman goza de una exitosa carrera en Japón. Mientras que Mustaine y Ellefson no han podido celebrar como se debe los 30 años del disco por la pandemia de COVID-19 que ha cobrado la vida de miles personas alrededor del mundo, además que el vocalista tiene pocos meses de haber vencido el cáncer de garganta que lo aquejaba.

Quizá, en un futuro no muy lejano, estas leyendas del metal puedan rendir el tributo en vivo que merece un disco como Rust in Peace.

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