Mientras algunos niños en el mundo llegan a casa con una estrella en la frente, buenas calificaciones y hasta un diploma, hay otros que son maleducados y no por su comportamiento reprobable, sino porque no tienen acceso a la educación.
Específicamente hay más de 123 millones de pequeños que no están acudiendo a clases, de acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En 2007, la cifra de menores que no asistían a la escuela, a nivel mundial, era de 135 millones.
Y es que los infantes enfrentan tres amenazas que impiden que tengan formación escolar y esas son la pobreza, conflictos y desastres.
Lo peor de esta situación es que, de acuerdo a dicho organismo, en la última década ha sido muy poco el avance para escolarizar a la población mundial que tiene entre seis y 15 años.
Y la inversión y las soluciones implementadas por gobiernos y la comunidad internacional para hacer más escuelas y aumentar el número de maestros –respecto al incremento de la población– no ha sido suficiente, ni eficiente.
En cuanto a la cobertura en educación básica en México, aún existen brechas en el acceso para la población de menores recursos, como es el caso de la población indígena.
Como dice la Directora de Educación de UNICEF, Jo Bourne, “los gobiernos y la comunidad mundial deben concentrar sus inversiones en eliminar factores que en primera instancia impiden que estos niños vayan a la escuela, entre ellos haciendo las escuelas seguras y mejorando la enseñanza y el aprendizaje”.
Bourne agrega que el enfoque y las estrategias convencionales implementadas no llevarán a los niños en las situaciones más vulnerables a la escuela y tampoco los ayudará a alcanzar su máximo potencial si siguen atrapados en la pobreza, la privación y la inseguridad.
Tal vez la respuesta debería ser eliminar y prevenir las amenazas y problemas que provocan que los niños no puedan tener acceso a la educación (en los casos más graves, se puede empezar por darles una buena alimentación diaria).
Círculo vicioso
Al no darle la oportunidad a un niño para que aprenda, se desarrolle y se forme integralmente, indirectamente se está deteriorando a la sociedad, la economía y el futuro de las naciones.
Sin contar que provoca el aumento de problemas como el acoso escolar y la violencia intrafamiliar.
De los 123 millones de niños que faltan a la escuela, el 40 por ciento vive en los países menos desarrollados y 20 por ciento habita en zonas de conflicto.
Para hacerse una idea, los problemas en Irak y Siria han causado la deserción escolar de 3.4 millones de infantes.
Lamentablemente, “el aprendizaje proporciona un alivio a los niños afectados por emergencias a corto plazo, pero también es una inversión crítica para el desarrollo futuro de las sociedades a largo plazo. Sin embargo, la inversión en educación no responde a las realidades de un mundo volátil”, añade Bourne.
También la violencia
UNICEF señaló que también es urgente erradicar la violencia durante la infancia ya que, por ejemplo, en México dos de cada tres pequeños han sufrido por esta razón desde la “calidez de su hogar”.
Un grave problema que contribuye directamente en el área de la educación del país, ya que cuando se “normaliza” la violencia en la vida de un niño, éste la considera algo común y trivial, lo que provoca que se disparen casos de acoso escolar, por ejemplo.