Investigadores rusos afirman que encontraron morfina y opio crudo en un barco que fue utilizado por activistas de Greenpeace para protestar contra la perforación de un pozo petrolero en el Ártico.
La semana pasada, 28 miembros del grupo y dos periodistas fueron detenidos y acusados de piratería.
Los cargos ahora podrían incluir ofensas asociadas a las drogas y las autoridades intentarán probar, además, que algunos de ellos “intentaron arremeter contra botes de la guardia costera”, poniendo en peligro la vida de la tripulación.
“En vista de los datos obtenidos en la investigación del caso, se espera que los cargos sean ajustados”, explicó el comité investigativo, “algunos de los detenidos enfrentarán cargos por otros crímenes graves”.
Solamente la pena por piratería sería de un mínimo de 10 años de cárcel, por lo que voceros de Greenpeace han expresado su preocupación ante la posibilidad de un trato injusto para los detenidos.
En la cuenta de Twitter de Greenpeace Rusia sugirieron que si “el comité investigativo ‘encontró’ narcóticos”, están “esperando que también encuentren una bomba atómica y un elefante rayado”.
“Esto es posible en Rusia en estos días y no sería una sorpresa”, recalcaron.
El abogado de la asociación aclaró que el capitán de la embarcación guardaba morfina en la cabina para fines médicos, y ajustándose a la ley marítima. También afirmó que parte del equipo que los investigadores hallaron es requerido para las expediciones por mar.
Kumi Naidoo, titular internacional de Greenpeace, envió una carta al presidente ruso Vladimir Putin, en la que ofreció transportarse al país y vigilar a los detenidos si se les liberaba bajo fianza. La corte rechazó la petición y las apelaciones se llevarán a cabo durante las próximas dos semanas.
Putin mencionó que aunque los activistas claramente no son piratas, su protesta violó la ley.
El caso ha dañado la relación de Rusia con otros países, pues los detenidos son originarios de 18 naciones diferentes. Los Países Bajos, por ejemplo, ha comenzado un proceso legal contra el país euroasiático y en París, las protestas no se han hecho esperar.