Adiós a Lenin: una película que promueve el capitalismo

¿Qué sucedería si un alemán comunista de hueso colorado tuviera un coma en plena Alemania dividida por el Muro de Berlín y despertara tras la caída del socialismo y del propio Muro en una Alemania unificada?

Al parecer, algo que fascina mucho del superhéroe Capitán América, es la idea de que haya dormido congelado más de medio siglo para despertar en una época, totalmente, distinta a la suya.

¿Qué sucedería si un alemán comunista de hueso colorado tuviera un coma en plena Alemania dividida por el Muro de Berlín y despertara tras la caída del socialismo y del propio Muro en una Alemania unificada?

Pues bien, esta es la premisa de Good bye, Lenin! del director Wolfgang Becker, quien presenta este drama con un toque, bastante concentrado, de comedia.

Reír en la tragedia

Christiane es la madre de Alexander y Ariane. Es una mujer orgullosamente socialista y miembro del Partido Socialista Unificado de Alemania.

Sin embargo, tras presenciar cómo su hijo se manifiesta en contra de la República Democrática Alemana, aquella por la que hombres como Karl Marx y Lenin lucharon, cae en un profundo coma.

Al despertar, el Muro de Berlín ha sido derribado y el capitalismo ha triunfado; sin embargo, ella no se entera de esta situación puesto que Alexander ha acondicionado la casa y le ha mentido a su madre afirmando que el socialismo permanece en Alemania.

El que su madre se encuentre en coma y, más tarde, despierte en un escenario lúgubre para sus ideales suena, evidentemente, dramático; no obstante, la película aborda esta situación de una manera muy hilarante.

El propio Alexander llegará al punto de grabar falsos noticiarios para mostrarlos a su madre, quien reposa todo el tiempo en cama.

El amor de un hijo, el rechazo del socialismo

Lo anterior, pese a presentarse humorísticamente con escenas elaboradas para provocar la risa, finaliza en la moraleja universal del amor de un hijo hacia su madre.

Al cabo del filme, se encuentra una lectura fácil de comprender y es el amor que Alexander tiene por su madre, tan intenso como su rechazo por el socialismo.

En una escena de la película, la madre de Alex puede observar por la ventana como trabajadores colocan un enorme cartel de COCA-COLA en la fachada de un edificio, situación que la altera.

Para remediar esto, Alex graba un noticiario para justificar el ingreso de la compañía refresquera estadounidense a la República Democrática Alemana.

Promover el capitalismo y derrumbar el socialismo

La académica Stella Wittenber, en su trabajo “Good bye, Lenin! ¿Adiós a la identidad?”, escribió que uno de los rasgos más destacables de la cinta es su capacidad de mostrar la reunificación alemana y la caída del socialismo bajo la premisa de una familia disfuncional.

“En los últimos años se ha discutido mucho acerca de los procesos históricos contemporáneos, y se plantean interrogantes sobre las versiones oficiales, institucionalizadas, de esos acontecimientos, lo cual lleva a la reflexión de cómo hubiera sido una historia alternativa de la realidad bajo la pregunta “¿Qué hubiera pasado si...?”. Este enfoque es un buen ejercicio para entender mejor incluso las motivaciones, los orígenes de los procesos históricos y sus consecuencias”, plantea.

Precisamente, Good bye, Lenin! da la impresión de impulsar, por medio su guion, cierta publicidad escondida de los beneficios del capitalismo y señalar la debilidad del socialismo.

Quizá una de las evidencias más claras es cuando el protagonista afirma que los problemas solo se solucionan con el progreso, un símil de la idea del capitalismo.

Por último, la película también da lugar a que el socialismo sea concebido como una ideología más que en realidad.

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