El grafeno es considerado el futuro y además podría salvar vidas antes que llegue el 2030. Investigadores del Reino Unido desarrollaron un filtro basado en los componentes de este material que es capaz de convertir el agua de mar en agua potable y para uso humano.
Esto podría convertir al grafeno en el salvador no sólo de la humanidad, sino también de muchos de los demás seres vivos de este planeta, pues la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2025 el 14 por ciento de la población mundial no podrá tener acceso al agua potable. Y el tamiz que desarrollaron los expertos de la Universidad de Manchester tiene la capacidad para filtrar el agua salada, de acuerdo con la revista Nature Nanotechnology, dicho tamiz esta compuesto por el derivado químico: óxido de grafeno, que fue identificado en 2004 por primera vez y es el material más fino jamás creado.
Sus inusuales propiedades, como la extraordinaria fuerza tensil y conductividad eléctrica, lo convierten en uno de los materiales más promisorios para futuras aplicaciones.
Aún faltan retos por vencer
Aunque el filtro tiene que recorrer todavía un largo camino para llegar al mercado, pues producir grandes cantidades de grafeno con los métodos actuales —como la deposición química de vapor— es difícil y costoso. Pero el óxido de grafeno se puede producir por oxidación simple en el laboratorio, indicó a la BBC Rahul Nair, investigador a cargo del equipo de expertos de la institución académica.
El uso del filtro es simple. “Sería como un colador microscópico muy gigante”, refirió Nair a Nature.
Listo para usarse
Las membranas del óxido de grafeno ya demostraron su eficacia para filtrar nanopartículas de sales más grandes, pero como se requieren filtros con orificios más diminutos, los expertos aplicaron un tratamiento al óxido de grafeno a base de resina epoxi, algo similar a la PLASTI LOKA, que evita se expanda en el agua y deje pasar partículas de sal.
El siguiente paso que darán los científicos será comparar este material con los mejores que del mercado para analizar su viabilidad, luego demostrar cómo se puede producir a escala industrial y a bajo coste, además de medir cuánto tiempo podrá resistir en constante contacto con el agua de mar.