En la Ciudad de México quedó prohibida la comercialización, distribución y entrega de plástico de un solo uso para evitar la contaminación del planeta y lograr un consumo responsable, todo ello con el objetivo de crear ciudadanos más conscientes en materia de cultura ambiental.
Expertos en el tema aseguran que esta decisión debería extenderse en todo el territorio nacional para así ponerle un alto a esta “plaga” que está creciendo, tapando coladeras, inundando calles, ocasionando problemas de salud y poniendo en riesgo la vida de especies animales.
“De entrada, considero que es una medida muy pertinente; sin embargo, hace falta mucho para que esta disposición oficial pueda traducirse en un respaldo ciudadano y no en una imposición, pero creo que es una medida muy correcta. Considero que otras ciudades deberían tomar el ejemplo de lo que está haciendo la Ciudad de México”, opina David Pérez Castillo, profesor del Tecnológico de Monterrey, campus Toluca, del área Gestión y Liderazgo.
Ante este panorama, es importante que las empresas comiencen una búsqueda de nuevos materiales para sustituir o cambiar los plásticos de un solo uso que utilizan en sus productos, y así poder contribuir al cuidado del medio ambiente.
El experto comenta que para facilitar el desafío que representa este cambio se tiene que trabajar en la generación de plataformas que ayuden a las empresas a poder acercarse a nuevas alternativas.
“Por ejemplo, pienso en una base de datos que esté al alcance de todas las industrias, en donde digan ‘a ver, cuáles son los materiales alternativos para sus productos’. Hay necesidad de este tipo de innovación en términos de cómo las empresas deciden los materiales para utilizar; hace falta también que el gobierno ayude en ese sentido, porque es un beneficio común”, explica Pérez Castillo.
Trabajar en este sentido, dice el experto, podría beneficiar, además, económicamente a las empresas, ya que existe mucho campo para investigar en el mundo de la innovación.
Otra alternativa
En México, el consumo de refresco es elevado, porque, en promedio, cada mexicano ingiere 163 litros al año, lo que representa la generación de 450 mil toneladas de plástico, aproximadamente.
También, el uso de agua embotellada representa un problema. En 2014, se consumieron 234 litros por persona, lo que generó 21 millones de botellas de PET al día, de lo cual sólo se recicló 20 por ciento.
Estos datos son un reflejo de lo que está pasando en gran parte del mundo, ya que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, al año se producen alrededor de 300 millones de toneladas de plástico.
Por ello, es necesario que los gobiernos aprueben políticas de reducción de uso de plásticos y urge que las industrias busquen alternativas para los empaques que utilizan.
El hecho de que el plástico tenga una menor tasa de reutilización es una de las razones por las que reciclarlo es más complejo que en el caso del aluminio; por lo que el metal se ha presentado como una alternativa más ecológica, de acuerdo con diversos estudios.
Multinacionales del agua embotellada realizan pruebas con latas de aluminio fácilmente reciclables para sustituir al plástico que contamina los mares del mundo; las latas de aluminio pueden implicar menos residuos oceánicos.
A diferencia del aluminio, el plástico es más complejo para reciclar
Ejemplo de lo anterior es Dasani, la principal marca de agua embotellada de Estados Unidos, que lanzó una línea de opciones de empaques reciclables y reutilizables, entre ellas destaca la introducción de latas y botellas de aluminio para reducir el uso de plásticos.
La marca asegura que el aluminio posee varios beneficios ambientales y, cuando se recolecta y recicla de la manera óptima, se puede convertir en latas, botellas y muchos otros productos valiosos.
Para David Pérez Castillo, profesor del Tecnológico de Monterrey, campus Toluca, del área Gestión y Liderazgo, no sólo se trata de evaluar cuál es el mejor material para sustituir al plástico, sino de diseñar estrategias para el manejo integral de los materiales que se utilizarán.
“Hay mucho campo para la innovación para que las empresas investiguen, pero se requiere el respaldo de la ciudadanía”, dice el profesor del Tec de Monterrey