El amor no existe
A pesar de que una de cada tres personas afirma haber experimentado amor a primera vista, un estudio señala que esto no es posible como tal y solamente es un producto de la atracción
María Alesandra PámanesAunque muchos creemos firmemente que el amor a primera vista es real y auténtico, la ciencia se ha encargado de enfrentarnos con la realidad, de manera tajante para desmentirnos de este concepto.
Y es que uno de cada tres seres humanos afirmamos haber sentido ese amor “al instante”, ese que entra por la vista y llega para quedarse, lo cierto es que esto no es posible, de acuerdo a expertos de la Universidad de Zurich, Suiza.
En la investigación se comprueba que esa “sensación” de haber encontrado el amor a primera vista es solamente una memoria construida por una pareja para alimentar su relación. De hecho, los expertos indican que esa primera vista es nada más que encontrar atractiva a otra persona, dando lugar al llamado “efecto halo”, en el que se comienzan a destacar las características positivas –y aquellas que nos agradan– del otro, inclusive cuando aún no se conocen los atributos de esa persona.
Por esta razón, el “flechado” cree que está enamorado.
Florian Zsok, investigador que llevó a cabo este estudio, señala que el “amor” a primera vista dista mucho de lo que realmente es el amor pasional o el amor en términos generales.
Zsok dice que “lo que ocurre es una fuerte atracción inicial que muchos califican de amor a primera vista, retrospectivamente o en el momento mismo”.
Anna Machin, quien forma parte de la Universidad de Oxford, subrayó que:
Corazón vs. razón
La ciencia estableció que no existe el amor a primera vista, pero para muchos, la atracción al instante sí es parte del enamoramiento que da pie al amor.
Entre las señales que demuestran que se trata de atracción y deseo a primera vista están ponerse nervioso, así como considerar que la otra persona es perfecta y sentir que se le tiene afecto a pesar de que no se conoce en su totalidad.
El sistema nervioso envía las mismas señales de placer al cerebro y el organismo –el corazón– cree que está en un estado de felicidad y éxtasis, tal como sucede cuando experimenta el amor con una pareja formal.