El calentamiento global es real y la mano del hombre es un factor determinante que contribuye al cambio climático. Hay quienes son escépticos ante este tema, como Donald Trump, presidente de Estados Unidos, quien anunció que el país que lidera se retirará del Acuerdo de París sobre cambio climático, aprobado por 195 países en diciembre de 2015.
Y es que a pesar de que el deshielo es un evento natural, la mano del hombre sí es un factor crucial para el desprendimiento del hielo y el deterioro de los glaciares.
No se trata de un juego y tampoco de una temática que solo le concierne a activistas y celebridades ecologistas como Leonardo DiCaprio.
Hoy, Groenlandia es más verde que blanca y en 2012 se produjo un deshielo inusual en esta región, provocando el desprendimiento más rápido que se había visto en 30 años. En aquella ocasión, la mayor parte del deshielo tuvo lugar en un periodo de tan solo cuatro días y el verano de ese año se derritió casi el 40 por ciento de la capa de hielo más superficial (para el 12 de julio la cifra era de 97 por ciento), de acuerdo a las imágenes satelitales captadas por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA).
Y esta semana ocurrió otro fenómeno natural: el iceberg más grande de la historia se desprendió en la Antártida. Este bloque de hielo denominado A68 mide 5 mil 800 kilómetros cuadrados y pesa un billón de toneladas, es decir que su tamaño equivale a cuatro veces la Ciudad de México.
“Es uno de los mayores icebergs registrados y su futuro es difícil de predecir. Puede mantenerse como una sola pieza, pero es más plausible que se rompa en varios fragmentos. Una parte del hielo puede permanecer en la zona durante décadas, mientras que otras partes podrían ir a la deriva hacia el norte”, señaló a través de un comunicado el glaciólogo Adrian Luckman, quien lidera el Proyecto Midas.
Hace apenas una semana la Agencia Espacial Europea (ESA) había emitido una alerta sobre cómo el iceberg podría ser un peligro para el tráfico marítimo, pues el mismo pendía de un hilo.
El A68 forma parte de la barrera Larsen C, que es una plataforma de hielo que flota junto a la Antártida occidental.
De acuerdo a una publicación en El País, el geólogo español Jerónimo López recientemente señaló que el desprendimiento del A68 debilitaría el frente de la barrera de hielo, la cual actúa como un muro de contención para los glaciares que se encuentran detrás.
“Ese hielo sí que está sobre el continente y puede aumentar el nivel del mar si se derrite. Ahí está la relevancia de este fenómeno”, advirtió López, quien fue presidente del The Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR).
Sin embargo, no se espera que el desprendimiento del A68 cambie el nivel del mar, pues el hielo se va derritiendo en el agua, “al igual que un cubito de hielo ya presente en un vaso de agua no modifica el volumen total al derretirse”, agregó la publicación en el diario español mencionado.
Consecuencias del deshielo
En diciembre de 2011 se dio a conocer que países como México, Estados Unidos, Canadá y algunos de Europa podrán ser víctimas del llamado “Efecto Ártico”, el cual está constituido por inviernos con tormentas extremas, que son una de las consecuencias del calentamiento global.
‘En camino’ a América
De acuerdo a expertos, una parte del hielo del iceberg A68 podría quedarse en una misma zona durante décadas, pero otros fragmentos podrían irse hacia el norte (es decir, rumbo al Continente Americano).
La mano del hombre
Sí, las etapas de deshielo –así como de calentamiento del planeta– son ciclos naturales que se van dando cada millones de años. Sin embargo, la falta de conciencia de los seres humanos y las consecuencias derivadas del cambio climático sí pueden acelerar el proceso en el que se pierde el hielo marino.
De hecho, de acuerdo a una investigación divulgada este año por la revista científica Nature Climate Change, el 60 por ciento de la pérdida de hielo marino en el Ártico se debe al cambio climático inducido por el hombre, mientras que el 40 por ciento que resta corresponde a los cambios y fenómenos naturales que se presentan en esa zona de la Tierra.
“Darse cuenta de que los seres humanos han causado entre el 50 y el 70 por ciento de la disminución no es una buena noticia”, dijo Twila Moon, que es profesora de ciencias criosféricas de la Universidad de Bristol, Inglaterra.
Moon agregó que “el dióxido de carbono y otras emisiones en la atmósfera están teniendo un impacto negativo directo en el Ártico, incluyendo el hielo del mar”.