Antes pobre que con el enemigo

No importa la cantidad de dinero involucrada, cuando una oferta (un préstamo, por ejemplo) proviene de alguien a la que no le tenemos buena estima, preferimos no aceptarlo o incluso perderlo. 

Esto de acuerdo a una investigación conjunta del University College London, la Universidad de Granada y la Universidad de Friburgo.

La decisión se ve totalmente influenciada bajo el concepto social que se tenga sobre la otra persona; por eso se tiende a rechazar el dinero "enemigo" o proveniente de alguien "desagradable".

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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No importa la cantidad de dinero involucrada, cuando una oferta (un préstamo, por ejemplo) proviene de alguien a la que no le tenemos buena estima, preferimos no aceptarlo o incluso perderlo. 

Esto de acuerdo a una investigación conjunta del University College London, la Universidad de Granada y la Universidad de Friburgo.

La decisión se ve totalmente influenciada bajo el concepto social que se tenga sobre la otra persona; por eso se tiende a rechazar el dinero “enemigo” o proveniente de alguien “desagradable”.

Para el estudio, publicado en la revista Frontiers in Decision Neuroscience, los expertos recurrieron al “Juego del Ultimátum”, una actividad económica en la que las personas que participan aceptan o rechazan ofertas de cantidades de dinero, por parte de otro jugador.

Según el análisis, las personas tendían a rechazar ofertas –sin importar la suma– de personas “injustas”, dada la negatividad emocional que desprenden.

“La opinión que tenemos sobre aspectos morales de las personas con las que interactuamos también hace que aceptemos o rechacemos las ofertas de dinero que nos hacen”, afirmó María Ruz, una de los autores del estudio.

Ruz añadió que “si tenemos una mala opinión de alguien, rechazamos su dinero con mayor probabilidad. Ambas cosas ocurren tanto para ofertas justas como para las injustas”.

Es importante destacar que durante la investigación, los voluntarios –72 personas de entre 18 y 27 años– “se estaban jugando dinero real (se les pagaba más cuanto más ofertas aceptaban)”. 

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