Antimonumentos, historias que no se olvidan

Estas piezas, que reflejan una crítica social en busca de respuestas a cambio, son obras de arte que invitan al espectador a recordar un hecho violento que la sociedad no debe permitir que se repita en el país
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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La Ciudad de México está llena de historia, no sólo por sus calles y edificios, sino por sus antimonumentos, piezas que buscan restablecer lo establecido y reflejar una crítica social particular.

“La creación de esta idea (antimonumentos) no es una oposición a lo que es un monumento, sino que consiste en deshacer y descomponer estructuras establecidas y defender nuevas circunstancias que estaban abandonadas”, sentencian los investigadores sociales Maria Elena Lacruz y Juan Ramírez, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, en su texto Antimonumentos. Recordando el futuro a través de los lugares abandonados (UNAM, 2017).

Piezas como la de 49 ABC y el de antifeminicidio son ejemplos de estos antimonumentos

El antimonumento 49 ABC, ubicado en Paseo de la Reforma, es un ejemplo de este concepto, pues representa, a través de un objeto artístico, lo que significó para la sociedad mexicana el que 49 niños fallecieran en 2009 por un incendio en la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora.

En 2018, por otro lado, se ubicaron tres piezas más: + 43, en Avenida Reforma, haciendo referencia al número de estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, y que, a cinco años del suceso, no se ha esclarecido la situación.

La Antimonumenta, uno de los antimonumentos más recientes, colocado en la Ciudad de México en marzo pasado. Está en el Centro Histórico, frente al Palacio de Bellas Artes y representa la urgencia de que el Estado tome acciones para frenar los feminicidios en el país. “En México, 9 mujeres son asesinadas al día. ¡Ni una más!”, se puede leer en la pieza.

El académico en Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Javier Martínez Burgos, comenta, en entrevista con Reporte Índigo, que aunque este tipo de piezas conmemoran un hecho negativo del pasado, no dejan de tener una expresión de estética que los puede llegar a convertir en obras de arte debido a las técnicas que se les fueron implementadas.

“Al tener las participación de profesionistas, como pueden ser escultores, pintores, arquitectos o ingenieros en la manufactura, no tienen sólo la labor de hacer recordar a la sociedad a través de una pieza, sino de generar una serie de emociones y respuestas. Hacen de estos antimonumentos algo elemental para la sociedad, para su memoria”, dice el académico.

El catedrático universitario sostiene que este tipo de reconstrucciones sociales reflejan popularidad y fuerza en estos tiempos, porque es en la actualidad en la que la mayoría de la gente está más consciente de lo que pasa en el país, “cosa que no sucedía antes”.

“No había esta conciencia tan esparcida en la sociedad. Hoy se demuestra que es necesario recordar que necesitamos recomponer el camino o garantizar que hay acciones o eventos históricos que no se pueden olvidar”, remarca Martínez Burgos.

El doctor en Sociología, Hugo Sánchez, por otra parte, comparte que son estos antimonumentos una especie de protestas permanentes, ya que aunque reflejan consciencia social para algunos, para otros pueden resultar incómodos, particularmente para los políticos o para aquellos a quienes se les involucró en determinado acto negativo.

“De algún modo también representan protestas, porque les recuerda a algunos que está una deuda pendiente, principalmente en la mente de los mexicanos”, comenta el sociólogo.

Alfonso Díaz Tovar, del Instituto de Investigaciones Antropológicas, destaca en el ensayo Antimonumentos. Espacio público, memoria y duelo social en México (UNAM, 2018), que son precisamente estas figuras las que surgen como una respuesta a las prácticas de violencia, por parte de familiares de víctimas y sobrevivientes de hechos violentos.

La importancia de no olvidarlos, labor de los antimonumentos

Aunque los antimonumentos reflejan historia, memoria y lucha social, existe el riesgo de que la gente pueda llegar a convertirlos en parte del ambiente urbano, olvidándolos, dejando atrás el significado por el cual fueron implementados.

Emiliano Villavicencio Trejo, jefe de Posgrado de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, resalta que es de suma importancia no olvidar estas piezas, pues no sólo hablan de un tema al que se le debe poner atención, sino que forman parte de la historia del país.

Cuando nosotros vamos de visita a alguna ciudad, los monumentos, sus símbolos, son los que nos hablan de su historia, nos dicen que tuvieron una voz en algún momento (…) Los ciudadanos tenemos la responsabilidad de hacer eco en esa voces, no olvidándolas, no permitiendo que pasen a formar parte del paisaje urbano, de lo cotidiano
Emiliano Villavicencio TrejoPsicólogo

Para el académico, no sólo los mexicanos, sino todos los ciudadanos del mundo, tienen la responsabilidad de detenerse y reflexionar, tanto de lo que ven como donde viven, pues sólo así el conocimiento seguirá siendo una de las mejores herramientas para defenderse de cualquier acto violento y falto a los derechos humanos.

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