Aplaudir ‘se pega’

La duración de una ola de aplausos no depende de qué tan bueno haya estado un espectáculo o una conferencia. 

Científicos de la Universidad de Uppsala, en Suecia, señalaron que el tiempo que dura una ovación depende de la conducta de la multitud.

Y aseguraron que aplaudir es contagioso. De hecho, esta acción se podría comparar con el "efecto dominó".

En cuanto empieza un aplauso, le seguirán dos, tres y así sucesivamente. Para que se deje de aplaudir es lo mismo, conforme las personas van dejando de chocar sus palmas, poco a poco el resto seguirá su ejemplo.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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La duración de una ola de aplausos no depende de qué tan bueno haya estado un espectáculo o una conferencia. 

Científicos de la Universidad de Uppsala, en Suecia, señalaron que el tiempo que dura una ovación depende de la conducta de la multitud.

Y aseguraron que aplaudir es contagioso. De hecho, esta acción se podría comparar con el “efecto dominó”.

En cuanto empieza un aplauso, le seguirán dos, tres y así sucesivamente. Para que se deje de aplaudir es lo mismo, conforme las personas van dejando de chocar sus palmas, poco a poco el resto seguirá su ejemplo.

Muy parecido al efecto contagioso que tiene la risa.

“Se pueden obtener duraciones de aplausos bastante diferentes incluso con la misma calidad de una actuación. Esto solo se debe a la dinámica de la gente que forma parte del público”, declaró Richard Mann, autor del estudio, a la BBC.

Mann añadió que “se siente la presión social de empezar a aplaudir, y una vez que ha comenzado a hacerlo, hay una presión igualmente fuerte para no detenerse, hasta que alguien comienza a parar”. Esa presión se genera por el volumen de los aplausos en el lugar.

Esta investigación fue publicada recientemente en el Journal of the Royal Society Interface. 

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