Alimentos para tejidos

Expertos en el campo de la bioingeniería de órganos y tejidos lograron convertir una hoja de espinaca en tejido del corazón y no sólo eso, también la hicieron latir por más de cinco días.

Científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y de la Universidad del Estado de Arkansas en EE. UU. aseguran que esto podría usarse para regenerar tejidos o diseñar órganos artificiales.

Fabiola Zurita Fabiola Zurita Publicado el
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Expertos en el campo de la bioingeniería de órganos y tejidos lograron convertir una hoja de espinaca en tejido del corazón y no sólo eso, también la hicieron latir por más de cinco días.

Científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y de la Universidad del Estado de Arkansas en EE. UU. aseguran que esto podría usarse para regenerar tejidos o diseñar órganos artificiales.

“Aún tenemos mucho trabajo por hacer, pero los resultados son prometedores”, comentó Glenn Gaudette, investigador en el Worcester Polytechnic Institute (WPI) y coautor del estudio que publica Biomaterials.

Uno de los problemas a los que se enfrenta la bioingeniería de órganos y tejidos que trata de diseñar sistemas artificiales que emulen el funcionamiento de los órganos y tejidos naturales para curar enfermedades, es conseguir un modo de alimentarlos. Por ello se aprovechan los tejidos de las plantas, pues algunas tienen estructuras vasculares muy similares a las de los humanos.

Bien aceptada

Los estudios con las espinacas están dando buenos resultados porque, al librar a las hojas de sus pigmentos vegetales queda una estructura formada por celulosa, una sustancia que no provoca rechazo en los seres humanos, y que mantiene intacto el sistema circulatorio de las hojas.

Durante el estudio se cultivaron en ellas células musculares cardíacas humanas que incluso latieron, detalla ABC Ciencia. Algunas de las hojas sobrevivieron por tres semanas.

Según reveló The Washington Post, los investigadores también inyectaron unas pequeñas esferas de 10 micrómetros de diámetro (100 veces menos que un milímetro) un tamaño similar al de los glóbulos rojos, para comprobar si podían fluir por los vasos de la planta y comprobaron que sí que podían hacerlo.

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