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Desde adolescente, Khristian de la Torre quiso tener su propia taquería, pero también un bar y una cafetería. En estos tres negocios estuvo trabajando durante 20 años. Pero llegó el momento de que tuviera un espacio que le perteneciera sólo a él, así nació Café Tacobar.
En el bar, la gente podrá ver a Khristian en todas partes, atendiendo detrás de la barra mientras elabora alguno de los cócteles de su carta; con una espátula y un cuchillo preparando tacos; maniobrando la máquina de espresso para servir una buena taza de café, o simplemente hablando con alguna persona sobre la administración del local.
En la carta, los visitantes encontrará una variedad de tacos, como de setas a las hierbas, de costilla de res marinada en pimientas, de nopales con queso oaxaca o de chilorio medieval. Cuando los pidan, Khristian estará frente a ustedes preparándolos, haciendo que la experiencia enriquezca aún más al cliente, sólo como en una taquería lo harían.
Si optan por sólo ir a beber una cerveza, sea comercial o artesanal, o alguno de sus tragos vírgenes, como la Jengibrada y el Pomelito, pueden disfrutar de las botadas clásicas de barra, un mix de nueces o aceitunas.
Cuando Khristian estuvo en el extranjero, comenta que es una experiencia diferente la que se vive en un bar, pues en México aún no se acostumbra a la cultura medieval de confianza que se genera entre el bartender y el cliente.
Para De la Torre, todos son bienvenidos en Café Tacobar, pues tiene precios accesibles y, como el nombre lo describe por sí solo, hay comida y bebidas para todo tipo de paladares.