En un concierto medianamente exitoso, se pueden ver caravanas de personas que llenan las inmediaciones del Auditorio Banamex en el Parque Fundidora de Monterrey. Pero en esta ocasión, el estacionamiento luce espacioso, se puede caminar sin problema por la explanada del inmueble y, en general, no se respira esa vibra de expectativa característico de un día de concierto normal.
En la primera de dos fechas programadas en Monterrey para presentar “El objeto antes llamado disco”, el séptimo álbum de estudio de Café Tacvba, confieso que llegué a pensar que me había equivocado de día.
Pero no fue así. La banda mexicana tenía todo sumamente calculado para ofrecer un show íntimo, como si se tratara de una réplica “agrandada” de la experiencia y el acomodo con el que grabaron “El objeto…”.
Para esta gira, los Tacubos han montado un “cubo” delimitado por grandes cortinas negras, cancelando en el camino cientos y a veces miles de lugares disponibles en los auditorios e inmuebles en los que se ha presentado este show: cinco días seguidos en el Foro Corona del Hipódromo de las Américas en el DF, dos días en el Auditorio Banamex de Monterrey, en el Centro Ceart de Mexicali, el Auditorio Municipal de Tijuana y este fin de semana el Domo de la Feria en León.
Aún tienen pendiente presentarse en el Centro de Congresos de Querétaro, en Calle 2 en Guadalajara y en el Centro de Convenciones de Puebla.
Esta atípica gira de Café Tacvba promedia una asistencia de 2 mil personas por show y no porque no tengan la capacidad de juntar, por lo menos, unas 10 mil personas más. En esta ocasión la banda ha optado por reducir el espacio y maximizar la experiencia.
La fórmula es innovadora, sobre todo si se toma como referencia su última gira, en la que celebraron 20 años de carrera. El contraste es evidente: mientras hace cuatro años abarrotaron los auditorios, las arenas y los espacios grandes en los que se presentaron, con la gira de “El objeto” no solo la asistencia ha disminuido, incluso la música suena “reducida”.
El cubo tiene al centro un microescenario, un espacio que emula el acomodo que tendría la banda en un reducido estudio de grabación (todos viéndose de frente, formando un círculo). Esto hace que el show –en teoría– sea bien visto desde cualquier ángulo. Hay que recordar que la entrada es general, es decir, “todos de pie”.
Durante las primeras tres o cuatro canciones, Rubén Albarrán, Emmanuel del Real, Joselo Rangel y Quique Rangel parecen como si estuvieran ensayando, dando la espalda al público. El efecto es extraño pero funciona: Café Tacvba nos hace sentir parte de una sesión íntima, acompañado de un sencillo juego de luces (que después toman un papel protagónico en “Agua”) y un par de inflables que simulan un árbol y un corazón.
En promedio, el setlist lo conforman 30 canciones que exploran algunos de los momentos menos conocidos de la banda, a diferencia de la gira de los 20 años en donde se podían escuchar más “éxitos”.
Pero, vale la pena la experiencia de escuchar en vivo canciones de “El Objeto…”, entre ellas “Aprovéchate”, “Zopilotes”, “Volcán”, “Olita de altamar”, “Andamios” o “De este lado del camino”, intercaladas con una selección de canciones de sus otros seis álbumes.
El sonido “en directo” y quizá minimalista de su más reciente álbum, contagia a todas las demás canciones y el efecto es interesante. Por ejemplo, “Las flores” no suena con todo su folclore ni “Como te extraño mi amor” tiene esa vibra efusiva, pero a cambio, la interacción de un público selecto y comprimido en un espacio como el cubo le da otra dimensión.
La gira “El objeto” es una excelente oportunidad para presenciar de cerca la maestría musical que tienen los integrantes de Café Tacvba.
Track por Track
“El objeto antes llamado disco”