Desde sus inicios, la humanidad se ha sentido atraída por los misterios que esconde el Universo; por ello, siempre ha dedicado gran parte de su tiempo a mirar las estrellas.
Con el transcurso del tiempo, el desarrollo de la tecnología ha permitido ir quitando algunos velos para conocer, cada vez con mayor precisión, la historia del Cosmos. Pero es hasta ahora que una de las principales inquietudes del ser humano, para poder entender su origen, podrá ser resuelta: ¿qué edad tiene el Universo?
Actualmente, hay consenso entre los científicos, quienes consideran que el Universo tiene 13 mil 800 millones de años de vida. No obstante, las dos técnicas empleadas, para llegar a esta cifra, y que estudian la velocidad a la que se expande el Universo, dan algunas variaciones. La primera de ellas lo hace a partir de la radiación de fondo de microondas, la luz más antigua que podemos observar en el Cosmos, mientras que, la segunda, estudia las galaxias a nuestro alrededor.
Celia Escamilla Rivera, investigadora del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM, ha desarrollado una teoría para conocer la velocidad de expansión del Cosmos, misma que ha sido seleccionada por Adam Riess, Premio Nobel de Física en 2011, y sus colegas, como una de las más acertadas para resolver este enigma.
Al analizar las galaxias, lo que obtuvieron fue que el Universo se expande más rápido; los expertos han calculado que es aproximadamente de 73 km/s/Mpc (Mpc es un megapársec, 3.26 millones de años-luz). Pero si se observa la luz más antigua del Universo, la cifra está en torno a los 67 km/s/Mpc.
“Esto nos deja desconcertados, puede que requiera una nueva física, diferente a lo que estamos acostumbrados con la Relatividad General. La alta precisión y consistencia de los datos en ambos extremos presentan grandes desafíos para el posible espacio de soluciones cosmológicas y exige una hipótesis con suficiente rigor para explicar múltiples observaciones”, comentó.
Escamilla Rivera enfatizó que el llamado modelo Lambda-CDM ofrece un ajuste notable a la mayor parte de los datos cosmológicos disponibles. Al aumentar la sensibilidad experimental, se pueden esperar desviaciones del escenario estándar y los nuevos datos permitirán comprender mejor la teoría.
“Una de las ventanas para entender este problema son las llamadas teorías teleparalelas de la gravedad, las cuales Einstein había discutido con la finalidad de unificar el electromagnetismo con la gravedad. Este tipo de teorías admite una representación del espacio-tiempo más amplia que la misma Relatividad General, lo que permite definir propiedades del campo gravitacional como la energía y el momento que suelen considerarse problemáticas”, precisó.
La universitaria puso como ejemplo de lo anterior la forma en que se desplaza el puntero del ratón en la pantalla de una computadora. Al moverlo, su posición final depende no solo del sitio original donde se encontraba, sino de la forma en que lo manipulamos. Este proceso es análogo a la torsión que se puede observar en el espacio.
Esta idea fue reestructurada por Escamilla Rivera y Levi Said, su colega de la Universidad de Malta, para estudiar la energía oscura tardía, y decidieron hacer pruebas cosmológicas, los resultados obtenidos han demostrado claramente cómo las cosmologías alternativas podrían tener un papel crucial para aliviar o resolver este problema.
Al concluir, Escamilla aseguró que con la nueva propuesta ahora es necesario avanzar en la revisión de datos observacionales y tratar de confirmar si es correcta o no.
Vida del cosmos
Se ha calculado que el Cosmos tiene 13 mil 800 millones de años de vida, pero cuando lo revisan ambos equipos detectan diferentes valores, pues uno dice que debería ser más viejo y el otro que debiera ser más joven; la diferencia se debe al ritmo de aceleración de la expansión del Universo.