Reseña Chicos Buenos: niños, sexo, drogas y drogas…¿en serio?

En Chicos Buenos vemos a un trío de pequeños emprender el viaje hacia a la adolescencia de una manera acelerada y, por momentos, divertida
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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Esta reseña de Chicos Buenos no contiene spoilers por parte de La Cinemágora.

¿DE QUÉ VA?

Un niño oliendo bolas anales y otro jugando con un masturbador son las escenas de comedia del futuro o, por lo menos, eso refleja la película Chicos buenos, ópera prima del cineasta ucraniano Gene Stupnitsky, quien ha dirigido episodios de la famosa serie The Office.

Max, Lucas y Thor son tres niños aparentemente inseparables que se enfrentan a la presión de los compañeros de la escuela. El sexo, las drogas y otras cosas de adultos comienzan a aparecer en sus vidas. La aventura que les espera pondrá a prueba su amistad.

LO BUENO, EL REPARTO

Películas como Picardías estudiantiles (1982), American Pie (1999) y Supercool (2007) han destacado en el subgénero de la comedia sexual por tener secuencias elaboradas de chistes subidos de tono y mezclados con referencias a las drogas o problemas adolescentes.

Fuera de que los protagonistas son niños, Chicos Buenos rescata algunos chistes de este tipo y entrega, aunque escasos, buenos momentos de carcajadas.

Y no sólo esto, sino quizás la mejor escena del largometraje no tiene nada que ver con sexo, sino con la inocencia de un trío de pequeños que acuden a una fraternidad universitaria a comprar drogas por encargo de unos adultos.

Lo anterior es una señal de que la química entre los tres actores infantiles, Jacob Tremblay, Keith L. Williams y Brady Noon, es excelente por no decir inmejorable.

Por ende, la comedia de todo el filme recae sobre sus hombros y los tres muestran una cara totalmente de acuerdo a la esencia de la cinta: entrar a la adolescencia desastrosamente.

Cabe destacar que Jacob Tremblay, de 13 años, ha sido reconocido por su capacidad actoral, sobre todo cuando los críticos lo apuntaban hacia el Oscar por la película La habitación (2015), con la que Brie Larson se llevó la estatuilla de la Academia.

LO MALO, EL TONO Y LA HISTORIA

Una película sobre niños jugando con juguetes sexuales, viendo pornografía o hablando sobre drogas podría implicar un gran paso hacia la hipersexualización infantil, en la que el proceso de la infancia hacia la adolescencia es acelerado por el entorno de las niñas y niños.

Esta cinta es ejemplo de ello. Y es que a pesar de que los protagonistas ronden los 13 años de edad, es impresionante la velocidad con que ellos aprenden sobre las drogas y otros temas que les concernirían, quizás, algunos años más adelante.

TODAS LAS PECAS DEL MUNDO RESEÑA: AL FIN UNA DECENTE COMEDIA MEXICANA

En Chicos Buenos observamos que el tono de la historia es fuerte y comparable a otras comedias sexuales; sin embargo, a diferencia de otros filmes aquí los protagonistas son niños.

Eso podría significar una gran desventaja, ya que la historia tampoco va hacia ningún lugar en específico y termina con un clásico cliché que sin duda alguna la envía al rincón de las películas olvidadas.

Aunque por momentos el largometraje busca emular a ¿Qué Pasó Ayer? (2009), por el caos que va escalando, al final concluye con una moraleja típica y vacía acerca de la amistad y lo que conlleva el crecimiento hacia la adolescencia.

Chicos Buenos no sólo demuestra lo deteriorado que se encuentra el panorama de las niñas y niños en cuanto a las drogas, sino lo difícil que es realizar una buena comedia que enganche al público.

RECOMENDACIÓN 2.5 DE 5 (CASI REGULAR)

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