Científicos asocian resistencia maratónica de los rarámuri con su genética

Una investigación reveló que los tarahumaras son portadores de genes enriquecidos asociados al desarrollo muscular y la resistencia
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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La resistencia de los rarámuri para correr grandes distancias va más allá de su adaptación gestada en las cumbres de la Sierra Madre Oriental, un estudio revela que los genes tienen mucho que ver con la fortaleza de los tarahumaras.

Científicos de la UNAM, a través de una investigación especializada en secuenciar el genoma de los primeros habitantes del continente americano, encontraron un enriquecimiento en los genes asociados con el desarrollo muscular en los indígenas de esta etnia.

Los hallazgos de la investigación, que fue publicada en revista Nature Communications y en UNAM Global, explicarían parte de la fama que han ganado los rarámuris al participar y ganar en maratones sin equipo especializado y portando únicamente sus huaraches.

“Fue una sorpresa encontrar en los tarahumaras un enriquecimiento justo en los genes asociados con el desarrollo muscular y la resistencia, lo cual apunta a una constitución genética favorecedora en ese sentido. Éste es un hallazgo muy interesante porque hay pocos ejemplos similares en la literatura mundial y es equiparable a la adaptación a la altura entre los incas y tibetanos”, explicó el doctor Alejandro Garcíarrubio, del Instituto de Biotecnología del campus Morelos de la UNAM.

Los Tarahumaras, a diferencia de los otros 10 individuos de otros grupos etnicos como Tepehuano, Nahua, Totonaca, Zapoteca y Maya, mostraron un enriquecimiento en los genes ligados al colágeno, la resistencia y el desarrollo muscular.

Anteriormente, según señala la publicación de la UNAM, los argumentos que se daban para justificar el rendimiento sobresaliente para la carrera era la de una adaptación biomecánica derivada de la los usos y costumbres de una cultura gestada en las cumbres de la Sierra Madre Oriental.

Sin embargo, los descubrimientos realizados en la secuenciación genómica, que tomó más de cinco años, apunta a una respuesta mucho más compleja.

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