José Rómulo Sosa Ortíz llegó a su hogar. Después de una vida de éxitos y admiración por parte de todos los mexicanos, al convertirse en José José, “El Príncipe de la Canción” arribó a la colonia Clavería, en la alcaldía de Azcapotzalco, para que quienes fueron sus vecinos y amigos cercanos a su familia le dieran el último adiós.
Frente a una estatua que la alcaldía le hizo en su honor, en el Parque de la China, fue que los restos de José José reposaron mientras sus hijos José Joel y Marysol le agradecieron a los fanáticos de su padre el apoyo y cariño que le tuvieron hasta el día de su muerte.
Rodeados de cientos de personas, flores y cartulinas en honor a “El Príncipe”, el primer descendiente del cantante decidió interpretar una melodía que su padre dio a conocer en 1978, “Ya lo pasado, pasado”.
“Vamos a cantar, familia, vamos a decirle a todo lo negativo y malo: ‘adiós’”, dijo José Joel a los presentes, para luego asegurar que, tras dejar Clavería, acudirían al Panteón Francés para dejar descansar los restos de su padre.
La llegada del ataúd de José José a Clavería en la alcaldía de Azcapotzalco se dio luego de que en la Basílica de Guadalupe se le realizó una misa en su honor. Los fanáticos del cantautor acompañaron a su familia frente al retrato de la Virgen de Guadalupe. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Ciudadana, al rededor de tres mil asistentes fueron quienes acudieron.
En cuanto el auto fúnebre llegó a la Basílica, alrededor de las 14:15 horas de este miércoles, José Joel salió a mandarle saludos a todos los presentes que mostraron admiración por su padre, quienes, incluso, estuvieron siguiendo a la familia Sosa desde su llegada a México, a las siete de la mañana.
A las afueras de la Basílica se escuchaba la frase “¡Sí se pudo!”, refiriéndose a la disputa familiar que habían protagonizado los tres hijos del intérprete tras ser anunciada su muerte, pues estaba en duda que el cuerpo llegara a México para ser homenajeado.
José José falleció a los 71 años de edad en Miami, Florida, el pasado 28 de sábado. Acudió a Estados Unidos tras haberse tratado, por aproximadamente dos años, de cáncer de páncreas en México.