Activistas de todo el mundo planean un boicot contra la compañía Ralph Lauren, pues opinan que prefiere proteger sus ingresos que la calidad de vida de las personas que producen la ropa que venden.
En los últimos meses, activistas por los derechos humanos han dirigido sus esfuerzos a la lucha por las condiciones de trabajo en las maquiladoras textiles, especialmente en países asiáticos, donde la mano de obra es barata y las circunstancias se consideran infrahumanas.
Tras el derrumbe de una fábrica en Bangladesh en el 2013, compañías como Adidas, Inditex y Benetton firmaron el Acuerdo para la Seguridad de Incendios y Edificios en Bangladesh. Pero la semana pasada, durante su junta anual con inversionistas, Ralph Lauren se negó a participar, diciendo que sería una “diversión innecesaria de recursos corporativos que no traerá beneficios significativos a los inversionistas”.
De acuerdo a un comunicado de la compañía, menos del 3 por ciento de la ropa de la empresa se hace en Bangladesh, y solamente tienen contratos con 15 fábricas. También aseguraron que participan en programas que monitorean las condiciones dentro de las maquiladoras, y que tienen sistemas de auditoría interna.
“Solo trabajamos con fábricas que cumplen con nuestros altos estándares de prácticas en el trabajo (…)”, afirmaron. Pero esto no es suficiente para los activistas.
En entrevista con The Huffington Post, el contralor de la ciudad de Nueva York Scott Stringer, prometió que no dejarán de insistir.
“Seguiremos regresando al tema. Su silencio respecto a la seguridad de los trabajadores es muy problemático”, expresó.