El cambio climático, la pérdida de los ecosistemas, la deforestación, la producción agrícola y ganadera intensivas y el comercio ilegal de vida silvestre aceleran el ritmo de destrucción del medio ambiente y del planeta. El mundo, en general, se enfrenta al reto de atender y resolver estos problemas ambientales, los cuales podrían ser obstáculos importantes para alcanzar la sustentabilidad en el futuro.
Un ejemplo del impacto del hombre en la naturaleza es la reciente pandemia, pues el confinamiento generó la disminución abrupta de emisiones de gases de efecto invernadero y una mejora en la calidad del aire. Incluso, muchas de las grandes ciudades del mundo experimentaron caídas de entre 30 y 60 por ciento en sus emisiones de dióxido de nitrógeno.
No obstante, Gabriela Jiménez Casas, académica en el Instituto de Ecología de la UNAM, también indica que, desde un inicio, la pandemia es consecuencia del deterioro del medio ambiente.
“La pérdida de biodiversidad, de espacios verdes y la contaminación genera que emerjan enfermedades que no existían, o que sí, pero estaban resguardadas, sin que afectaran directamente a los humanos. Fue un ejemplo muy claro y seguimos viendo varias cosas que son el resultado de este descuido y falta de atención al medio ambiente”, indica Jiménez a Reporte Índigo.
Apostar por la colectividad en pro del medio ambiente
Para la académica, el lema de la campaña global “Una sola Tierra”, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente 2022, que también fue utilizado en la Conferencia de Estocolmo de 1972, sigue siendo pertinente después de cincuenta años.
Con esta consigna se destaca la necesidad de vivir de forma sostenible, en armonía con la naturaleza, a través de cambios sustanciales impulsados por políticas públicas y elecciones cotidianas que guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos.
“Yo les llamo ‘acciones hormiga’, ‘soluciones masivas’, es decir, todo lo que hagamos de manera personal desde casa tiene que servir, y eso tiene que repercutir en frenar un poco el deterioro ambiental en el que estamos inmersos. Solucionar lo que ha sucedido va a ser difícil, pero podemos mitigar esto y hacer la diferencia”, explica.
México y la comunidad internacional acordaron en las Naciones Unidas, en septiembre de 2015, comprometerse para avanzar hacia un desarrollo sostenible con objetivos y metas bien definidas con un horizonte al año 2030.
#DíaMundialDelMedioAmbiente@antonioguterres a emplazado a los gobiernos a “priorizar urgentemente la acción climática y la protección ambiental mediante decisiones de política que promuevan el progreso sostenible”.#UnaSolaTierra https://t.co/SDiFKm0rAr
— Programa ONU Medio Ambiente (@unep_espanol) June 4, 2022
De entre los 17 objetivos acordados, al menos seis tienen una relación directa con el medio ambiente, entre ellos las campañas para reducir, reutilizar y reciclar, que se intensificaron en 2019, pero que, a decir de la especialista, han perdido fuerza en la comunidad y en los medios.
“Tendríamos que apostar por la economía circular. Por ejemplo, una botella de pet que se produce en la economía lineal termina en la basura, la circular dice que se debe reutilizar. Lo que pasa es que es más fácil trabajar una economía lineal, donde la participación que tenemos todos se vuelve más simple, lo cual nos trae muchos problemas”, aclara.
Las reformas a la Ley de Residuos Sólidos en la Ciudad de México, que prohíben la comercialización, distribución y entrega de plásticos y desechables de un solo uso iba a implementarse en marzo de 2020.
Sin embargo, debido a la pandemia, se vio mermada, hasta el pasado mes de enero, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, confirmó que los productos desechables de plástico dejarían de usarse en la Ciudad de México, aunque con algunas excepciones.
De acuerdo con la reforma de la ley, el gobierno capitalino sólo permitirá la venta, consumo y distribución de vasos, cucharas, popotes y productos de un solo uso si son fabricados con materiales compostables, es decir, que sean biodegradables como mínimo al 90 por ciento.
“Esta Ley ya resurgió, se empezaron a aplicar, cambiaron varios puntos de la original que parecen ser más plausibles y lógicos. Hay ámbitos, como el médico, donde el plástico es indispensable, porque no podemos utilizar reciclables, pero la sociedad, en general, podemos utilizar botellas para rellenar”, precisa.
La especialista considera que el Gobierno debería de impulsar y llamar a la ciudadanía a la separación de la basura en orgánica, inorgánica, botellas pet, latas de aluminio, pilas, así como papel y cartón y limpio.
“Estamos a punto del no regreso, por llegar a 1.5 grados centígrados de aumento de temperatura global. Todavía no lo rebasamos, estamos muy a tiempo. Desde casa podemos hacer muchas acciones, no solamente reciclar, sino ahorrar energía, pues es una fuente grande de producción de CO2”, expresa.
La gran fuente de actual de CO2
Uno de los temas que más le preocupan a la académica de la UNAM es que en el mundo, cada 24 horas, se generan de 25 a 35 mil toneladas de CO2, algo de lo cual, asegura, no se ha hablado mucho al respecto.
Todos los dispositivos que permiten utilizar la Red contribuyen con esta contaminación a la atmósfera, y la huella de carbono depende del tamaño y la capacidad de los aparatos utilizados para su acceso.
La contaminación por servidores es igualmente importante, incluso al utilizar la nube de datos, pues al realizar una búsqueda en una página o usar una red social se requiere conexión a diversos servidores de gran tamaño.
“Cuando son equipos tan grandes, las instalaciones donde se ubican necesitan refrigeración, porque pueden quemarse. Los servidores están repartidos en el mundo y para su enfriamiento utilizan agua y aire acondicionado; todos generan una cantidad importante de CO2”, apunta la ecóloga.
Las consecuencias, subrayó, son que en general se contribuye al efecto invernadero y a los gases que lo favorecen; de seguir así se formará un problema, igual que la contaminación por fábricas, coches, automotores, los cuales tendrán que sujetarse a alguna restricción para no producir tanto CO2.
“No podemos minimizar ningún aspecto de desarrollo humano, pero tenemos que pensar y dejar de colgarnos un letrero que ‘yo me lo sé todo’, este problema tiene que solucionarse de manera multidisciplinaria, desde un sociólogo, un economista, doctores, politólogos y pedagogos, necesitamos que esto sea así”, considera.