Antes de entrar a escena, la actriz Diana Sedano repasa la historia de su personaje, pues esto le da anclaje y seguridad ante toda la marea de emociones que brinda presentarse en vivo frente al público; sin embargo, en esta ocasión se enfrentará al secreto mejor guardado y al enigma que ha recorrido el mundo con la obra Conejo blanco, conejo rojo.
Escrita por el dramaturgo iraní Nassim Soleimanpour, esta pieza revela su enigma hasta el momento en que se da la tercera llamada, pues la única condición para llevarse a los escenarios es que tanto el público como el actor o la actriz no sepan nada de la trama.
“Cada vez que me preguntan sobre mi profesión, piensan que lo más difícil es aprenderse un texto, pero para mí es lo más sencillo. La actuación sucede cuando hay una estructura textual y lo que le pasa a una frente a las palabras, y esa estructura me ayuda para no estar pensando estupideces antes de entrar a escena, ahora tengo mucha incertidumbre y emociones ¿qué chingados voy a pensar antes de entrar?”, comparte la actriz a Reporte Índigo.
Sedano no será la única en vivir esta experiencia, a la temporada de este año se sumarán los actores Luis Arrieta y Jerry Velázquez, quienes también señalan que esta puesta en escena les permitirá aventarse al escenario sin tener idea de dónde caerán.
Arrieta opina que, normalmente, como actores y actrices, tienen un punto de partida, como un guión, ensayos, análisis, pero para Conejo blanco, conejo rojo se dejarán de lado estas herramientas, ante lo cual, como artista, le ayudará a tomar riesgos.
“Soy obsesivo, muy estructurado, y justo me atrajo algo así para romper mi miedo, siempre quiero tener control, por eso es rico el riesgo, la incertidumbre”, expresa.
Por su parte, Jerry Velázquez se ha dedicado en los últimos años a la improvisación, esto cree que le podrá ayudar, de alguna manera, para su presentación. “Soy experto en pensar demasiado las cosas, entonces, no quise googlear para de verdad descubrir y sea una sorpresa”, agrega.
El origen del acto de Conejo blanco, conejo rojo
A unos días de presentarse, Diana, Jerry y Luis coinciden en que este montaje les ha permitido, antes que nada, repensarse, tanto a nivel profesional como personal; por ejemplo, en sus capacidades histriónicas, su trabajo como actrices y actores, pero también, en la misma esencia del teatro y de lo efímero que es.
Esta temporada se vuelve especial, pues luego de que las funciones presenciales se cancelaran debido a la pandemia, la actriz y los actores reflexionan sobre su quehacer y cómo esto se vio afectado en ellos.
“Uno de los peligros del actor es que quieres buscar un resultado y aquí no tienes que llegar a nada, al final, hay que permitir que suceda lo que tenga que pasar, a que como actor no estés predispuesto a algo. Me da tranquilidad que se han presentado personas de todo tipo, actores, cantantes, periodistas, porque como actores ‘tenemos’ que ser histriónicos, y no se trata de eso”, opina Luis.
A Diana le invitó a reflexionar, incluso, sobre el origen del teatro, cuando en la antigua Grecia se reunía la gente en sacristía a presenciar los secretos revelados en los templos, pero quien hablaba sobre lo sucedido era condenado al exilio, incluso a la pena de muerte.
Sin embargo, el acto teatral surgió de la revelación de ese misterio, por ello considera que es una metáfora bella, recordando el nacimiento de la dramaturgia, la cual es intransferible pues cada uno tiene que habitarla, poner el cuerpo en escena.
“Es como regresar a la idea del juego al que todas somos parte y consensuamos para contar una historia. Pero sí siento que hay que preguntarnos si el teatro es necesario y por qué; el fenómeno teatral activa la reflexión, ahora habría que pensar cómo acudimos a eso otra vez, cómo lo revaloramos y lo ponemos en su justa dimensión”, abunda Sedano.
La reflexión en escena
La actriz Diana Sedano considera que en la actualidad hay un exceso de contenidos, entonces, el papel como sociedad, público y gente del arte escénico es buscar la experiencia significativa.
“En el contexto que nos acompaña, son dos años de ver cómo el mundo cambia frente a nuestros ojos. Sí, el teatro ha sobrevivido a pandemias, pero las cucarachas también, entonces, ¿qué lugar le estamos dando a ese espacio y cómo lo vamos a redimensionar?”, cuestiona Sedano.
Luis Arrieta considera que la pandemia le hizo recordar la importancia de su profesión, repensarse como persona, y cuestionarse en medio de la confusión sobre su vida.
Además, en la labor de las y los actores al subir a los escenarios para expresar su verdad y provocar en cada persona la introspección sobre quiénes son, algo que, indica, es una búsqueda constante. Por ello, espera seguir hasta sus 100 años con cuestionamientos y exploraciones acerca de su vida y el sentido de ésta.
“A mí el teatro me ha dado momentos donde mi cabeza se calla y estar allí con el otro, a tener una conexión con otras personas y en el presente”, abunda Arrieta.
Por su parte, esta oportunidad de presentarse en Conejo blanco, conejo rojo, le regresa a Jerry la sensación de magia al estar en un escenario, de estar en comunión en un mismo tiempo y espacio.
“El actor siempre está pensando en quién es, cómo se ve, qué personaje puede interpretar, hay una cuestión de identidad que medio determina lo que vamos a hacer. Esta obra es una oportunidad y una manera de dejar más fuerte el mensaje de romper ciertos moldes, y que cada quien va a llevar algo único y especial a estos personajes, de todos compartir un texto, a pesar de no tener nada en común”, comunica Jerry.