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Conviviendo se entiende la gente

La comida y la bebida son la excusa perfecta para que bajes del carro y conozcas la ciudad a pie, o al menos eso espera Luis Álvarez, uno de los organizadores de los llamados GastroTours, en Nuevo León.

En conjunto con El Narval, Pon Tu Mesa, el Instituto de la Juventud de San Pedro y quien se apunte, desde el año pasado se han llevado a cabo recorridos por diferentes áreas de San Pedro para fomentar la convivencia entre vecinos y concientizar sobre la urbanidad.

"Hay muchos espacios en la ciudad que no se caminan, que ni siquiera conocemos el contexto de la banqueta (...) los GastroTours no son solo una experiencia culinaria, sino una experiencia urbana completa"
Luis ÁlvarezOrganizador de GastroTours Mty
En ocasiones los acompaña un historiador o cronista para relatar algo sobre los puntos que pasan en el camino y cada quién llena en su bitácora lo que experimenta
https://www.youtube.com/watch?v=pyDmrBdD29I

La comida y la bebida son la excusa perfecta para que bajes del carro y conozcas la ciudad a pie, o al menos eso espera Luis Álvarez, uno de los organizadores de los llamados GastroTours, en Nuevo León.

En conjunto con El Narval, Pon Tu Mesa, el Instituto de la Juventud de San Pedro y quien se apunte, desde el año pasado se han llevado a cabo recorridos por diferentes áreas de San Pedro para fomentar la convivencia entre vecinos y concientizar sobre la urbanidad.

“Hay muchos espacios en la ciudad que no se caminan, que ni siquiera conocemos el contexto de la banqueta”, comenta Álvarez en entrevista para Reporte Indigo, “los GastroTours no son solo una experiencia culinaria, sino una experiencia urbana completa”.

En el 2014, distintos grupos de entre 15 y 30 personas visitaron las colonias Valle del Campestre, Tampiquito, Centrito, el casco de San Pedro y Bosques del Valle. 

El grupo se detuvo entre 20 y 30 minutos en un restaurante o en casa de un vecino voluntario para comer o tomar una bebida. 

En ocasiones los acompaña un historiador o cronista para relatar algo sobre los puntos que pasan en el camino y cada quién llena en su bitácora lo que experimenta: dónde se sienten seguros, el tipo de vida que se da en la calle, por qué no la caminas o por qué volverías a hacerlo, entre otros. 

El boleto, que cuesta desde 150 hasta 450 pesos, incluye todas las comidas y bebidas. El precio depende de las necesidades de los chefs y de si ellos deciden cobrar, aunque es algo simbólico, señala Luis. 

Un sencillo recorrido de dos o tres horas puede cambiar la manera en que alguien piensa sobre la ciudad y por lo mismo no se limitan a negocios, sino a casas de particulares que se animen a cocinar porque así “entras a la intimidad de un hogar y pruebas algo muy diferente de lo que seguramente hubieras probado en tu casa o en cualquier restaurante”, afirma Álvarez. 

Es una dinámica urbana y colectiva. Luis dice que el hecho de que un vecino “entre a la casa de otro vecino (hace que conozcas) a las personas de otra manera, el diálogo que se da. No solamente las broncas que tienen en común, sino las cosas que tienen en común como persona, como padre de familia, como estudiante, como dueño de un perro”. 

El también residente de la colonia Tampiquito dice que los GastroTours en la actualidad no son rentables pero están trabajando para trasladar el proyecto a otros espacios del área metropolitana de Monterrey. Pronto organizarán más pero dependen un poco del clima.

Y no solo eso, también pretenden llevar este proyecto a la Ciudad de México y a Guadalajara.

Alejandro Martínez, del Instituto de Planeación de San Pedro, los acompañó en el recorrido de Centrito para ver cómo proyectos reales de personas fuera del gobierno justifican hablar de la ciudad en nuevos términos. 

Bitácoras del recorrido

Cada participante recibe un fólder para que conozca quién organiza el GastroTour, los datos de los restaurantes, el mapa del recorrido, etcétera. Se quedan con la mitad de recuerdo y lo demás es utilizado para recabar información que El Narval también reenvía a quienes asistieron.

Se dibuja sobre los mapas para demostrar la percepción de las personas sobre su espacio y que conozcan dónde están parados. 

La bitácora de viaje incluye una pequeña guía con simbología para anotar: me siento inseguro, falta iluminación, lugares favoritos y apuntes. 

En el pasado han ido a los restaurantes “Romero y Azahar”, “Hawaii 5-0”, “Ask Monica”, “Gómez Bar”, “Pase Usted Café”, “Taller Vegánico”, “Ray Ba”r, el del Chef Herrera, entre otros.

En base a “How to study public life” del arquitecto Jan Gehl, reflexionan sobre las cinco actividades que ocupan el tiempo en los espacios públicos y calles y cuánto tiempo por mes se realizan.

También escriben sobre sus gastos e inversiones en transporte, desde automóvil y bici, hasta medios urbanos.

Todos somos vecinos

El Narval tiene un par de años trabajando desde la colonia Tampiquito en San Pedro. Se dio a conocer gracias a un proyecto artístico en el que instalaron objetos en público (los famosos leones de colores) para ver qué ocurría.

A partir de ahí es que comenzó un diálogo entre vecinos, quienes desconocían cómo funcionan los procesos gubernamentales y cómo una persona, sin necesidad de identificarse como ciudadano, puede transformar su entorno.

Luis Álvarez, fundador del proyecto El Narval, considera que la gente de Tampiquito ha “despertado”, aunque todavía no puede hablar de transformación. 

“Los vecinos se han dado cuenta que si no haces algo tú al respecto, esperar que venga alguien a hacerlo, que el gobierno lo haga o un alcalde o gobernador, te vas a quedar esperando mucho tiempo”, opina.

El Narval también formó la AC Hola Vecino para comenzar a fomentar ese concepto, y no uno más abstracto como es ser ciudadano y que no cualquiera adoptan.

“Todos somos vecinos”, afirma Luis, y “hablarnos de vecino a vecino es algo posible”. 

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