El Keynote más reciente de Apple, en el que Tim Cook presentó con orgullo el Apple Watch, confirmó lo que muchos sospechaban: la empresa dejó de esforzarse por ser innovadora, para enfocarse en el branding, que ha sostenido su éxito durante los últimos años.
Y es que Steve Jobs era percibido como un pionero de la tecnología y un líder innovador, características que Tim Cook no ha conseguido replicar. Sin embargo, el sucesor del visionario es una mente brillante de la mercadotecnia.
Es lógico pensar que la empresa hizo una evaluación de sus recursos y encontró el fuerte de Cook, y decidió explotarlo. Y el CEO lo dijo mejor que nadie en el evento de Cupertino: “Es mucho más importante ser los mejores que ser los primeros”.
Y con el Apple Watch, parecen haberlo conseguido.
Del ‘para qué’ al ‘por favor’
Si hay algo que Apple hace bien, y siempre ha hecho bien, es apelar al amor que sus clientes más fieles tienen por la marca. Muchos se rehúsan a creer que hagan algo mal, y aún los más escépticos sucumbieron al ver el video de presentación de su reloj inteligente.
Esta nueva línea de productos podría lograr lo que el iPad consiguió en el 2010, y que parecía imposible.
Aunque muchos no entendían por qué sería necesario tener un híbrido de computadora y smartphone en una tableta, en su primer año Apple vendió casi 15 millones de iPads en su primer año en el mercado, y ahora estos dispositivos –así como las creaciones subsecuentes de marcas distintas– son un producto de todos los días y, para muchos, una necesidad.
Una inventada por Apple.
Así que no sorprendería que la compañía o, más bien, la marca, lograra lo que Samsung, Motorola y LG llevan meses proponiéndose: convertir al smartwatch en una cosa cotidiana.
Según predicciones de Citi, Apple venderá 14 millones de relojes en su primer año, mientras que Samsung alcanzará solo los 4 millones.
Y no es porque la tecnología del Apple Watch sea más avanzada, ni porque ofrezca posibilidades distintas de las de sus competidores.
La diferencia en ventas vendrá de dos factores, específicamente la apariencia del dispositivo y el amor de los clientes por la marca.
Ahora la empresa incursionó en la moda formalmente, aunque de forma menos estricta lo hizo hace varios años. El diseño del Apple Watch cautivó a los críticos, y los compradores potenciales ni siquiera se preguntan qué puede hacer. Lo quieren porque no luce aburrido, puede personalizarse y es una obra maestra del diseño.
Así, Apple convirtió un commodity que atraía solo a los conocedores de la tecnología en un producto con potencial de seducir a un público masivo. Y esa, con o sin Steve Jobs, se ha convertido en la especialidad de la empresa de Cupertino.