Imagina, estás en una cena de reencuentro entre tus amigos a quienes no has visto hace mucho tiempo. De pronto, uno de ellos comienza a hablar sobre un retiro espiritual que le cambió la vida y te hace la invitación a sumarte.
Sin embargo, y algo similar a lo que sucede en Midsommar (Ari Aster, 2019), comienzas a notar actitudes extrañas en ese amigo. Así se presenta el primer acto de La Invitación, de la cineasta Karyn Kusama (Diabólica tentación, 2009).
¿DE QUÉ VA?:
Will y Eden fueron en el pasado una feliz pareja con un hijo en común. Pero la muerte de éste en trágicas circunstancias afectó irremediablemente a su relación, hasta que un día ella desapareció sin dejar rastro. Años más tarde, Eden regresa a la ciudad casada con otro hombre y como una persona diferente.
LO MALO: SU RITMO
Sin ritmo, las películas pierden fácilmente su atractivo. La cadencia con que se desarrollan y cuentan una historia es fundamental, ya que ciertas tramas necesitan velocidad.
En La Invitación hay un ritmo sumamente lento y explicativo desde el primer minuto. Cada uno de los personajes, por ende, abarca un buen tiempo de la película en diálogos que, en realidad, no tienen tanta relevancia.
Y es que es comprensible que la cineasta Karyn Kusama haya invertido tiempo en dar pie a las explicaciones de sus personajes para generar misterio y confusión en el espectador; sin embargo, es obvio que llega a ser desesperante cuando esto es excesivo.
No sería exagerado señalar que más de la mitad del filme está fincado en diálogos que podrían asemejarse al de una novela literaria, lo que funcionaría adecuadamente en ese ámbito.
Pero es desesperante asistir a una película con el propósito de entretenerse y terminar dormido o, en su caso, desesperado como sucede en La Invitación.
El cineasta Ari Aster ha sido criticado por tener un estilo lento en sus películas como Hereditary (2018); pese a ello, la mayoría concuerda en que esto tiene una justificación debido a que su propósito es aterrorizar desde los elementos sutiles.
Sin embargo, el caso de Karyn Kusama es extraño puesto que antes de dirigir esta cinta había realizado Diabólica tentación (2009) que es un ejercicio más de metadiscurso del terror.
En aquella película, protagonizada por Megan Fox, su fortaleza fue presentar una historia un tanto extraña con un ritmo atractivo. Por lo que La Invitación significa un retroceso para la cineasta ganadora del premio del Festival de Sundance.
LO BUENO: EL MISTERIO
La propuesta es atractiva. Karyn Kusama tiene cierto gusto por el terror. De ahí que participara con un cortometraje en la cinta XX (2017) que reunía a directoras de cine para hacer una compilación de relatos de este género.
En La Invitación se percibe este gusto de Kusama. Y es que el misterio que genera cada minuto de la película es maravilloso, porque construye escenas a modo de eslabones que forman en su totalidad una cadena de interés.
Si no fuese por esta característica es probable que el largometraje hubiese sido un total fracaso. Pero no son pocos los cinéfilos quienes alaban esta virtud en la cinta ya que proporciona morbo a la historia.
RECOMENDACIÓN: 2 ESTRELLAS DE 5 (MALA)
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Abro hilo con las veces que NO me he quedado dormido viendo series en Netflix.
Cierro hilo. Gracias.
— Netflix Latinoamérica (@NetflixLAT) April 23, 2020