Crítica ‘The Irishman’ de Martin Scorsese; ¡aprende algo, Marvel!

ALERTA DE SPOILERS: Esta crítica sobre la nueva película de Martin Scorsese, The Irishman (El Irlándes), podría contener elementos que revelan la trama
Carlos Ramírez Carlos Ramírez Publicado el
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Muy lejos de arrepentirse, o al menos suavizarse, el pasado 8 de noviembre Martin Scorsese amplió sus críticas hacia la filmografía del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM) en el New York Times.

Previamente, había manifestado que esas películas eran un parque de diversiones, por lo que ni por un momento podrían clasificarse como cine.

Puntualmente, Scorsese volvió a señalar que la filmografía de Marvel carece de riesgo, misterio, peligro emocional y revelación. El cineasta acusó que rondan siempre bajo un sólo tema que no cambia y sus variaciones únicamente versan sobre este.

Por ende, toda la filmografía es una misma película. Y nacen, como si se tratase de una fábrica, para satisfacer a consumidores a través de un estudio previo de mercado.

En medio de sus críticas, y tras el estreno de The Irishman, Scorsese se consolida como el cineasta más constante del Rat Pack del cine de los setentas integrado por Steven Spielberg, Brian de Palma, Francis Ford Coppola y George Lucas.

DE QUÉ VA: ALERTA DE SPOILERS

Cuando era joven…esa es la primera frase del largometraje de más de tres horas que da pie a contar una historia de traiciones, dinero y legado.

Basada en hechos reales, y en el libro I heard you paint houses de Charles Brandt, Frank El Irlandés Sheeran es un anciano que rememora sus viejos tiempos como asesino a la luz de un asilo.

A la sombra del mafioso Russ Buffalino, y con la amistad del líder sindical Jimmy Hoffa, Sheeran reflexiona acerca del legado en la vida y en lo vanal que puede convertirse la gloria que alguna vez se tuvo.

LO BUENO: LA TÉCNICA Y EL REPARTO

La razón por la que no muchos protestaron por las críticas de Scorsese hacia Marvel fue por su legado. Es obvio que un director como él, a estas alturas, entregue productos impecables si a la técnica nos referimos.

El cineasta que interpretó a Vincent van Gogh en la película Dreams de Akira Kurosawa no peca de descuidado y, de hecho, se percibe que cada una de las escenas fue puesta en marcha con detalles de vestuario y escenografía.

El fotógrafo mexicano Rodrigo Prieto (El Lobo de Wall Street, 2000) se afana por planos impecables, pero no excéntricos. La mayoría de ellos a base de luz natural y con colores de la época, entre los que destaca mucho el clásico verde agua de los cincuenta.

Aunque no hay muchos planos que destaquen, la película se apoya, también, en su OST el cual, como siempre, es una compilación de canciones clásicas y plásticas de los coros juveniles y poperos de ese tiempo.

La técnica de The Irishman se valió, además, de los efectos digitales para rejuvenecer al reparto. No por nada es el rodaje más caro en la carrera de Scorsese con un costo de 140 millones de dólares.

La otra bondad evidente del filme es la tríada de Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci, quienes no participaban juntos en una película desde Righteous Kill (Joe Avnet, 2008) y luego de brillar en El Padrino II (Francis Ford Coppola, 1974).

Un irlandés astuto que se anda tras la bastilla de los mafiosos y la amistad de un líder sindical es interpretado con gestos, generalmente, estoicos por parte de Robert de Niro.

Su vínculo con Russ Buffalino (Joe Pesci) es desafiante al mostrar una relación de peligro y lealtad con uno de los mafiosos más importantes de Filadelfia. Pero su cariño por Jimmy Hoffa (Al Pacino) es tan palpable que conmueve.

Tanto De Niro como Al Pacino podrían llegar a ser nominados al Oscar, aunque el primero tiene más oportunidades a causa de la exigencia y continuidad de su personaje en más de tres horas.

Por último, las referencias a Goodfellas, Casino, El Padrino y Érase una vez en América son, por momentos, una calca que vale como un homenaje a aquellas cintas que ya muchos extrañamos.

LO MALO: LA CADENCIA Y REFLEXIÓN

Lo cierto es que la película de Scorsese, quien se rehusó en el pasado a dirigir La lista de Schindler, carece de tantas virtudes emocionales, riesgosas y peligrosas que otras de sus obras. Y es que aunque, como un estilo clásico, apila elementos que distinguen al cine de gángsters, hay ocasiones que se aleja de ese género para ser, más bien, una biopic tal cual.

Estamos hablando del misticismo y la familiaridad italiana de El Padrino, de la tensión y violencia en Goodfellas y de la ambición y pecado en Casino, así como otros elementos en otras.

Se percibe un Scorsese que renuncia a todo eso para enfocarse en la reflexión del poder y los sentimientos que deambulan cuando una persona va de su cenit hasta su miserable ocaso.

La cadencia, por lo tanto, es sumamente lenta. Es explicativa y se desglosa en capas de una vida que va del humilde trabajo a los lujos, de la familia honesta a la preparación de casquillos para asesinar a rivales incómodos.

Pese a que constantemente hay muertes, Martin Scorsese parece concluir de una forma proverbial que todo hombre relacionado a la mafia está predestinado a concluir la vida de una forma violenta.

El irlandés es uno de ellos. Sin embargo, es la excepción a pesar de ser un asesino. Su vida transcurre entre la guerrilla de mafias y el conflicto político de los Estados Unidos.

El ascenso y asesinato de John F. Kennedy, el golpe de Estado fallido en Cuba, la crisis de los misiles y la pugna de etnias en el país son la cortina de la verdadera política, esa que estaba en manos de las familias de gángsters.

Y sí, tanta cavilación quizás le agrade a los puritanos del cine; pero, es extraño que una película de este género pasee sobre la meditación, a lo mejor porque estamos esperando violencia y acción.

No lo sé. Ustedes juzgarán. Lo cierto es que The Irishman no está, a mi parecer, entre las mejores películas de Martin Scorsese.

RECOMENDACIÓN: 3 ESTRELLAS DE 5 (REGULAR)

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