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Critican falta de profesionalismo en la radio

Locutores de los años 50 señalan que las nuevas generaciones no cuentan con las aptitudes necesarias para ejercer la profesión ni tienen respeto por el radioescucha; además no están de acuerdo con la eliminación de la licencia radiofónica

[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”0_7don1xom” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] La radiodifusión ha cambiado, actualmente en cada estación mexicana se escuchan voces de todo rango de edad que, con micrófono al frente dentro de una cabina silenciosa, transmiten su voz a millones de personas alrededor del país.

En 1943, Jorge Manuel Hernández, ahora de 75 años, participó por primera vez en la radio a los seis años de edad, luego de que fuera a pedir trabajo como “niño reloj” a la XEB, en la estación de El Buen Tono. Don Jorge vio un anuncio en el periódico en el que solicitaban niños auxiliares, 28 años después de que el ingeniero Constantino de Tárnava transmitiera el primer programa radiofónico en el país, el 9 de octubre de 1921.

El niño que recordaba la hora al radioescucha, ahora está sentado en una cabina privada que decidió instalar hace 30 años en su casa. En la habitación alfombrada con montones de discos alrededor, don Jorge asegura que él aprendió a ser “anunciador” a punta de malos tratos por parte de los locutores activos en los años 50.

“Llegar y entrar al medio era una odisea, yo aprendí a base de malos tratos. Los locutores de aquella época eran un poco egoístas. El peor enemigo del locutor es el locutor, no puede ver que alguien llegue al medio porque en lugar de darle la mano y orientarlo, le da codazos o le pone el pie para que caiga, se decepcione y deje la plaza quieta”
Jorge HernándezLocutor

Educar al locutor

Antes de que en el país aparecieran las escuelas de periodismo y comunicación e impartieran dentro de su plan de estudios el taller o la especialización en radio, los jóvenes que anhelaban ser la guía de la gente a través de este medio, debían aprender el oficio viendo a los locutores ya consolidados, es decir, de manera autodidacta

Ya después, vinieron licenciaturas como Ciencias de la Comunicación que, de acuerdo con don Jorge, en lugar de elevar al locutor, acabaron clavándolo porque “hay niños que creen que sólo con estudiarla, ya piensan que son locutores y ahí está el resultado”, declara Guillermo Jiménez, locutor en activo desde 1964.

Tanto Hernández como su colega Jiménez señalan que las nuevas generaciones no están preparadas para ser buenos locutores, ya que no cuentan con las aptitudes para ejercer la profesión ni tienen respeto por los radioescuchas.

También los expertos consideran que se mal entiende la profesión de locutor, porque creen que es fácil, un trabajo que no requiere disciplina y con sólo ser “simpático”, ya pueden ejercerla, pero la realidad es otra.

“Actualmente lo que falta es aptitud, que oigas a alguien diciendo ‘oye, este cuate qué bien habla, qué bien se expresa, qué coherente es con la idea que nos está exponiendo’ (…), pero si tienen muchos vicios de comunicación, vicios de lenguaje, pues ahí está el problema, no tienen una buena dicción.

“Tenemos que cuidar nuestro idioma, no ocupar palabras que nadie usa. (Los nuevos locutores) ocupan palabras que no vienen al caso. Hay muchos vicios como el ‘tarde-noche’, ¿qué es eso? o es de tarde o es de noche (…) no debemos crear modismos, que son una aberración al lenguaje”, comenta Guillermo Jiménez en entrevista con Reporte Índigo.

El permiso olvidado

El 8 de febrero de 2016, el Gobierno Federal informó, a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que quedaba eliminado el requisito para obtener el certificado que avalaba el profesionalismo de un locutor.

Antes de que la reforma fuera descartada, la Ley Federal de Radio y Televisión en su Título cuarto, Capítulo quinto, Artículo 84, señalaba que “en las transmisiones de las difusoras solamente podrán laborar los locutores que cuenten con certificado de aptitud”. La eliminación del requisito fue descartada porque se registraron acciones de corrupción.

“Yo no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de quitar los certificados de aptitud para los locutores y ahora ‘Juan Pérez’ y ‘Pedrita Fernández’ pueden tomar un micrófono, meterse a una cabina y anunciar lo que se les venga en gana. A nosotros nos costó trabajo sacar ese certificado”, aclara Guillermo Jiménez.

Con nostalgia recuerda aquellos tiempos en los que era una obligación contar con un certificado para estar al aire. Para él, la ausencia de esa certificación ha hecho que la profesión se tome con menos seriedad.

“Si un actor, por muy famoso que fuera, quería grabar un comercial de radio o de televisión, tenía que ir a presentar su examen de aptitud a la SEP, porque de otra manera no podía grabar. Eso habla bien del control que había, de que no cualquier improvisado lo podía hacer. Ahora futbolistas, actores y cualquiera puede ser contratado para grabar un anuncio”, comenta Guillermo.

Contar con bachillerato concluido para después realizar un examen de conocimientos generales, de modulación y dicción de la voz, eran algunos de los requisitos para poder obtener la licencia. Además, los postulantes debían conocer la Ley Federal de Radio.

“Venían muchos artículos, entre ellos, uno que decía que quedaba estrictamente prohibido tratar o hablar asuntos que franca o veladamente tuvieran carácter político o religioso. Ahora de ‘weyes’ no se bajan y se la pasan gritando.

“Los principios de la radio eran nobles, pero nos encargamos de echarlos a perder. Confundimos la libertad con el libertinaje”
Guillermo JiménezLocutor

También califica la voz de los nuevos locutores como destempladas y tipludas, lo que muestra su poca formación educativa y el poco respeto que le tienen al auditorio.

Por su parte, Héctor Lee Vargas, locutor y doblador de voz, afirma que no precisamente un locutor profesional se vale por la licencia que pudo haber obtenido antes de que la eliminaran, sino por la dedicación que uno le pone a su carrera.

“Hay mucha gente falsa sin talento y capacidad interpretativa. Aunque este certificado desapareció, el tenerlo no implicaba que fueras un profesional. Yo, de hecho, no tengo ningún estudio en locución, actuación ni doblaje. Actualmente muchas locuciones las graban los creativos y productores de las agencias de publicidad, y alumnos chafas de las agencias de locutores. La verdad es un futuro muy oscuro y triste para la radio”, opina Lee.