Cuenta tu “lovestori” a Changos Perros de Carlos Dzul
A través de redes, la gente contacta al dibujante Carlos Dzul para contarle su historia de amor y él la transforma en viñetas, que formarán parte de un libro
Luz Rangel“Luego resultó que tenía VIH. El día que le dieron los análisis nos dormimos juntos, llorando. Durante una época intentó curarse con remedios mágicos. Pero murió de una neumonía fulminante. Aún recuerdo la cajita en que guardaron sus cenizas. Era muy bonita (pienso que a Erick le hubiera gustado el color). Lo extraño todo el tiempo”, se lee en una “lovestori” que realizó Carlos Dzul.
Se trata de historias de amor… o desamor basadas en anécdotas que le cuenta la gente. Las personas le escriben un mensaje para platicarle. Él les pasa su número de cuenta. Le envían una imagen del recibo de pago y listo.
“Me pueden escribir o enviar audios, como les salga natural, como si ellos se la estuvieran contando a un amigo o amiga. No tiene que ser un guión, no tienen que ser concretos, pueden divagar, explayarse. Y ya con el material que me hayan dado yo hago una síntesis o amplío la anécdota para que me dé para una página tal cual, ni más ni menos. Se las entrego en, aproximadamente, una semana”, cuenta el dibujante en entrevista con Reporte Índigo.
Carlos Dzul se define como monero. “Monos chuecos y remalvibrosos”, describe en internet. Desde hace años se dedica a subir viñetas de humor en sus cuentas de Facebook, Instagram y Twitter, cuyo nombre de usuario es Changos Perros.
“Fue un poco random. Cuando empecé a subir cosas a internet sabía que tenía que ponerle nombre a mi blog o a lo que fuera hacer. Empecé a escribir nombres en una libreta para ver cómo se podía llamar y lo único que quería era que sonara chistoso, que fuera interesante decirlo, más allá del significado. También fue por descarte, si se me ocurría un nombre lo googleaba y si ya estaba, lo tachaba”, menciona.
En una de sus viñetas en las cuentas de Changos Perros escribió “Triste pero cool”. En otra “Harto de que mi trabajo no se haga solo”. Y “Ya le hablo de ti a mi terapeuta” en una más.
“El humor que hago es poner toda la mala vibra que tengo, es como una forma de purificarme, de ir canalizando todas las cosas negativas que siento. Me sincero mucho”, confiesa Dzul.
De la mala vibra a la cursilería
A pesar del humor negro de Changos Perros, un usuario le pidió a Carlos Dzul un dibujo para declarar su amor a una chica. Esa fue la primera “lovestori” de cientos que suman hoy.
“Alguien me escribió para pedirme que hiciera una historieta para declarársele a una chica, una especie como de carta de amor. Se me hizo rarísimo, dije ‘por qué alguien me está pidiendo esta cursilería viendo la clase de humor que yo tengo’. Me acuerdo que sí me irritó un poco, me molestó”, recuerda.
Sin embargo, la persona que le pidió la declaración de amor quedó muy agradecida. Y quien aceptó ser su novia, también.
“Hice ese encargo hasta con coraje, como para que él se arrepintiera de habérmelo pedido. Pero para mi sorpresa, les gustó mucho a él y a su novia y este cuate me mandó un audio dándome las gracias”, añade.
Desde hace cuatro años que ocurrió esta petición, Carlos Dzul publicó un anuncio para que cada pareja tuviera su “lovestori”.
“Luego dije ‘igual y alguien más quiere’ y subí un anuncio invitando a la gente a que me contara sus historias de amor para que yo las dibujara muy mal, que es un poco la estética de mi trabajo, hacer las cosas feas. Ahora parece que mi página es de ‘lovestoris’, como si fuera lo único que hago, por la buena recepción que han tenido”, comenta.
La “lovestori” promedio es como una plantilla que tiene entre 20 y 25 viñetas. Son dibujos a blanco y negro, hechos a base de “bolitas y palitos”, aunque hay quienes le envían fotografías para que las use de referencia.
“Cuando empecé a hacer esto no tenía idea de cómo se tenía qué hacer o qué es lo que esperaba la gente. Para mí era muy delicado tomar una anécdota de alguien muy personal y dibujar eso, no saber si le iba a gustar a la persona que me lo había pedido”, expresa.
Ahora el proceso creativo de Carlos Dzul incluye hacer un guión de frases cortas, lo más breve posible. Escribir el texto es lo que más tiempo le toma, pues lo suyo es dibujar.
“Los monitos los hago con economía de trazos, no necesito más que una pluma. Mi propuesta es subir monos chuecos y feos, no me preocupo por que se vean bonitos. El lenguaje que utilizo es muy coloquial”, detalla.
Un libro de ‘lovestoris’ de Carlos Dzul
El monero Carlos Dzul refiere que también le han pedido enmarcar sus viñetas y enviarlas, que las parejas usan las “lovestoris” para las invitaciones a su boda y que hay mercancía a partir de sus trazos como playeras, calcetas, calcomanías, tazas y un libro.
“Yo estaba en Mérida y conocí a una bandita de diseñadores que tienen una editorial que se llama Killer Quake. Me invitaron a sacar merch con ellos y el proyecto más grande fue hacer una compilación de ‘lovestoris’”, afirma.
La antología contiene más de 90 “lovestoris” como resultado de un proceso de selección en el que Dzul releyó su trabajo y eligió las viñetas más divertidas. Pero también hay anécdotas tristes.
“Una chica me pidió una ‘lovestori’. Un par de años después me escribió el entonces vato de esa historia para contarme que había tenido un cambio de sexo, que fue muy difícil todo este proceso porque, aunque su novia lo apoyaba, terminó con él. Se sintió muy feliz porque su novia había reconocido que ya era otra persona, pero muy triste porque todo acabó”, asegura.
En las redes de Changos Perros hay casos en los que cada miembro de la pareja busca contar su propia historia. Y otros en los que le piden a Carlos que no suba las viñetas.
“Gente que ya tiene pareja me pide sus ‘lovestoris’ con alguien más y me dicen que no las suba; no sé si hago bien, la neta. Pero hubo una chica cuyo novio se suicidó. Me pidió que nunca compartiera su ‘lovestori’, porque me contó su historia para ella misma hacer un proceso de catarsis”, relata.
Carlos Dzul estudió Comunicación y Letras, pero encontró su pasión en “hacer monitos” que le han permitido conocerse mejor.
“De pronto me cansan las historias bonitas donde todo sale bien. Pero cuando empecé a hacer las ‘lovestoris’ tuve que reconocer que también tengo un lado súper cursi, súper tierno y me hizo conocerme un poco mejor”, acepta.