“No juzgues a un libro por su contraportada”, podría decir la adaptación de la frase popular.
Ver a alguien completamente de frente es mucho menos común de lo que podría pensarse, en comparación con las posibilidades que hay de ver personas –por primera vez– de espaldas.
Y el efecto de este fenómeno psicológico puede ser más relevante de lo que se esperaría.
Que las primeras impresiones son importantes y que la gente es juzgada por su apariencia son dos realidades inevitables y sus implicaciones fueron probadas por un estudio de la Universidad de Tokio, que analizó qué tan atractivas aparentan ser las personas de acuerdo a una cosa: el ángulo en el que estén al conocerlas (de frente, de espaldas o de lado).
La investigación se realizó a través de dos experimentos. En el primero de ellos los participantes calificaron el atractivo de varias cabezas fotografiadas desde adelante y atrás.
En promedio, la vista de la parte posterior fue considerada más seductora que la versión frontal.
En el segundo, los participantes debían predecir la apariencia de cada fotografía frontal basándose en la opuesta y, nuevamente, las calificaciones de las caras fueron más bajas que de las espaldas.
En ambos experimentos la tendencia fue más marcada cuando hombres examinaban la apariencia de mujeres.