Dicen muchas cosas de nuestro general, don Pancho Villa; pero lo único cierto fue su muerte.
De nuestro Pancho Villa se dicen muchas cosas, que si no. Dicen que al cabrón de Carranza lo odiaba más que nadie en este mundo. Dicen que le gustaba mentir con los rumores pa asustar al enemigo.
Por ejemplo, dicen que en la batalla de Zacatecas sólo tenía treinta trenes y él corrió la voz de que eran sesenta. Dicen que cuando corría arriba de su caballo levantaba el polvo hasta formar una cortina que lo asemejaba a un fantasma.
Dicen que una vez se enredó con una bembéricua y nada le hizo. Que la mata de hojitas, esa que ponía en agonía a los soldados, le había hecho puros rasponcitos.
También dicen que hablaba bien el inglés, pero se sentía muy puto, según él, hablando así en medio de los ranchos y las balas.
Dicen que también sabía cuando y cómo hablar, que cuando los periodistas lo buscaban los mandaba por la leche mientras él ya traía los quesos. Aunque, eso sí, dicen que a un puñado los retequería.
Dicen que a uno de sus generales, don Rodolfo Fierro, le prohibió jugar a la ruleta rusa. Ese juego se había vuelto muy famoso. Había emplazado a las cartas porque a los pistoleros les gustaba inflarse el pecho a las orillas de la mesa.
Eso hasta que los sesos se les salían a pedacitos e iba a parar a las paredes de los burdeles y hoteles de Chihuahua.
Don Rodolfo había perdido el ojo en ese juego para pendejos, como lo llamaba Villa.
Dicen que Pancho Villa estimaba al general porque le había dado varias victorias y no era como otros que no aguantaban el paso y se mallugaban en medio de los trancazos.
De nuestro Pancho Villa se dicen muchas cosas. Pero lo que sí fue cierto es que lo mataron un 20 de julio de 1923 en Parral. Que aunque trágica, lo cierto es que fue una muerte digna a manos de cobardes.
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