Del placer a la muerte

Karla Zárate plasma en su libro Llegada la hora, la historia de John Guadalupe, un chicano y cocinero, quien se adentra en el corredor de la muerte para ofrecer la última cena a los presidiarios que están condenados en la cárcel Polunsky, Texas; la novela llega en un momento ríspido para los inmigrantes en Estados Unidos, especialmente para los latinos
Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Sumergirse en las calles de Los Ángeles, donde se fusiona lo mexicano con lo estadounidense, impactó significativamente a Karla Zárate, quien con mochila a sus espaldas, en la que llevaba como estandarte una bandera mexicana, recorrió la ciudad de California para adentrarse en una cultura que “ni es de aquí ni es de allá”.

Esa experiencia la vivió Zárate cuando estudió su maestría en Literatura en la Universidad de California, donde tuvo la oportunidad de convivir con hispanos, latinos y mexicanos que adoptaban el sueño americano como suyo.

Así fue cómo empezó a germinar la idea de una novela en su mente, sobre alguien que hubiera crecido en ese ambiente, de padres mexicanos, pero que además dedicará su vida a servir la última comida a reos sentenciados a muerte en Estados Unidos.

Todo surgió porque pensé en lo difícil que debe ser preguntarle ‘¿qué es lo último que quieres cenar?’ a un condenado a muerte; entonces, ¿qué mejor que en la cárcel? Yo había escuchado de estos cocineros de las prisiones de condenados a muerte y me pareció interesante y así fue cómo se empezó a desarrollar; creo que de pronto el mundo mismo o el cuerpo es una prisión
Karla ZárateEscritora
Después de trabajar en el texto por cinco años, Zárate metió el manuscrito a concurso con la editorial Dharma Books, donde fue seleccionado y publicado bajo el nombre de Llegada la hora, el cual ya se encuentra disponible en librerías.

En 2010, la fotógrafa estadounidense Julia Ziegler-Haynes publicó el libro Today’s Special (El especial del día) en donde captura en imágenes las últimas cenas de 24 presidiarios, de este ejemplo y otros, Zárate admite que tomó inspiración para su novela.

“Por supuesto que estuve revisando el trabajo, me gusta mucho como justo puede dar este lado artístico, con algo tan simple como una bandeja de comida. Lo curioso es cómo la mayoría de los condenados a muerte piden comida chatarra”, precisa la también psicoanalista en formación.

Karla Zárate narra en primera persona la historia de John Guadalupe, de padres michoacanos que emigraron a Texas, y vivieron el tormento de los “coyotes” y “polleros” para cruzar la frontera como ilegales, tema que es constante e incluso se ha vuelto parte de la normalidad entre ambas naciones.

“Sobre los papás de John Guadalupe, cuento que la mamá enferma todo el tiempo, que cruzan y se sugiere por ahí hubo maltrato, quizá una violación; entonces, sí me interesa ese lado también, porque de verdad, estamos bien acostumbrados a las cosas que pasan todos los días, lo que recién acaba de pasar en Texas, justamente, y no puede ser que nos acostumbremos a ello”, comenta la escritora.

Alzar la injusticia migrante

Los actuales crímenes de supremacía blanca en la Unión Americana y el bloqueo de la Guardia Nacional en las fronteras mexicanas para deportar y frenar el flujo migratorio, sobrepasan la ley impartida entre los países liderados por Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, por lo que Zárate indica que estas represalias deben detenerse por cuestiones humanitarias.

“Es una pregunta bien difícil, en lo que yo me baso más es en los derechos humanos, no puede ser la violencia y el maltrato que hay, más allá de lo que ofrezca el gobierno o no, es increíble y me cuesta trabajo pensar que son cosas que pasan todos los días”, subraya.

La escritora aboga, por un lado, porque nunca se normalice esta violencia entre fronteras, y por el otro, cuestiona el sueño americano, que es una constante no sólo para los mexicanos, sino para el resto de Latinoamérica, que sigue y que estará presente en el futuro.

“Estamos oyendo todos los días, leyendo en las noticias este tema y no quiero llegar al momento en el que me vuelva insensible a estas cosas que pasan. Además, sí está esa discriminación, pero por otro lado, estamos yéndonos para allá para tener una mejor vida, creo que se vuelve algo un poco confuso”, aboga la autora de 43 años.

“Todos somos extranjeros: Karla Zárate

John Guadalupe es un personaje solitario que se cuestiona su realidad, por lo que está en una constante búsqueda de su interior, eso lo ha hecho migrar y conocer no sólo México, sino otros países y adentrarse en las raíces culinarias. Con esta metáfora, Karla Zárate también aprovecha para hacer una analogía de la realidad actual, y cómo es que los mexicanos persiguen su futuro en otras naciones.

“Seguimos buscando lo que está allá afuera, en cierta forma todos somos extranjeros en todo caso, nunca nos sentimos de ningún lugar, y menos aquí en México. Yo sí me siento mexicana, por supuesto, creo que el tema de migración es algo que más que nada lo viví cuando estuve en Los Ángeles, lo hablé y platiqué en carne propia”, analiza la literata.

Reflejos constantes de Michoacán, de la gastronomía mexicana, y claro, también con un toque de ironía por parte de Guadalupe al soñar que podría poner una cadena de restaurantes e incluso comprar uno de los hoteles de Trump, son los adornos que Zárate le da a su personaje en Llegada la hora, que reflejan parte de su vida privada.

“Creo que la condena a muerte es un tema tan fuerte, que de pronto sentí necesario meterle un poco de humor, porque sino sería muy solemne. Yo quería hablar de la condición humana, cualquiera puede ser John Guadalupe (…) de hecho mi familia viene de Michoacán, entonces, esos pueblitos que saco, es porque de ahí son mis abuelos, ahí está mi parte personal”, puntualiza.

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